Capítulo 16

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6:12 a.m.

Las lágrimas pararon después de unos minutos, Eider ya no abrazaba a Donovan, solo tenía su cabeza en su hombro dejando que el siguiera acariciando su cabello. Físicamente seguía en su habitación, mentalmente estaba perdida en sus pensamientos, sus ojos no habían dejado de ver la pared.

— Te voy a preparar un baño.

Por más que intento contener su asco por el aroma de Graham sobre Eider, llegó a un punto en que iba a desesperarse y arrojarla lejos. No era lo único que lo tenía molesto, también había otros olores de los que deseaba deshacerse, entre ellos el olor a sexo. Toda la habitación estaba cargada con ese olor, había rastro de esa acción en cada rincón, algo de lo que tendría que encargarse mientras Eider se daba un baño.

— No quiero— murmuró con cansancio— otro día.

— Hueles a todo lo que hiciste en mi ausencia— esperó que entendiera— no es para hacerte sentir mal, solo es algo que debe hacerse para que estes cómoda.

— ¿Tan mal huelo?— olvido que se había acostado con Graham también que había bebido de más y que todo ese resultado le estaba tocando a Donovan, por eso se alejó— lo siento.

— No es nada que no se pueda arreglar.

Comenzó a quitar las sábanas, las mantas, almohadas, todo lo que estuviera encima de su cama. Lo arrojó a un lado para luego encargarse de lavarlo cuando tuviera el tiempo, fue hasta su armario donde recordaba haber visto otras sábanas. Al encontrarlas, las cambió con rapidez para atender a Eider como había planeado.

— Tomare una ducha, no tengo el tiempo para un baño— buscó su ropa para meterla al baño— trataré de no tardar.

Cerró la puerta tras ellas cuando ingresó al baño dejando a Donovan con mucho que hacer en la habitación. Si hubiera tenido la oportunidad, se habría encargado de quemar todo lo que Graham tocó esa noche, hasta ese momento era el único responsable de tener a Eider tan triste, hacer que se borrara cualquier recuerdo que tuviera.

Sin embargo, Eider no parecía recordar mucho de lo que ocurrió mientras Donovan estaba con Joel, lo que lo tenía molesto. Jamás debió dejarla con Graham, pudo haberse aprovechado de ella, solo esperaba que Eider lo confirmará para darle caza, no lo perdonaría si ese fue el caso. Alguien capaz de aprovecharse de una persona que no estuviera bien de todos sus sentidos, no merecía perdón, solo muerte.

Lo mismo pasaba aunque estuviera consiente pero se negase a que la tocaran, lo cual no era el caso con Eider, ella no recordaba bien lo que había pasado, a pesar de eso no parecía tan preocupada, solo estaba triste y cansada. Lo poco que Donovan logro escuchar horas antes no le indicó que fuera forzado aún así no se confiaría, insistiría en sacarle la verdad a Eider.

— Mi rey, usted que pasa su tiempo libre observando mis movimientos, deme una señal si en algún momento ocurrió algo de lo que deba preocuparme.

...

Kairlan.

En el momento exacto donde Donovan pedía una señal, el rey estaba escuchando a su hijo, sin necesidad de tener a Dominik para aclarar la posición de Donovan, se dio cuenta que era genuina su preocupación por la humana.

— ¿Miraste algo?— le preguntó la reina a Dorian, también veía a su hijo en la Tierra pidiendo una señal— si lo hiciste debes hacérselo saber.

— No estuve presente para saber si ocurrió algo con la humana— respondió— hubiera podido intervenir en ese momento tenlo por seguro.

Habían presenciado tal abrazo incómodo entre Eider y Donovan, ambos reyes habían quedado con la boca abierta cuando se dieron cuenta que su hijo tenía compasión por la pequeña humana. La preocupación de Donovan por Eider no solo era algún tipo de agradecimiento, había interés emocional hacia ella que lo hacía actuar de manera humana para ser de ayuda.

Príncipe del Desastre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora