Capítulo 88

905 133 85
                                    

Kairlan.

El despertar en completa oscuridad, alteró el sentido del tiempo y la realidad de Eider, se sintió víctima de otro sueño vívido. Se incorporó en la cama, con un dolor insoportable de cabeza, la garganta seca y el resto del cuerpo entumecido. La desorientación, desapareció al inhalar el aroma de Donovan, su mente se llenó de calma, se sintió segura.

«Estoy en mi hogar», pensó Eider.

Frotó su nariz contra la sabana, incluso buscó el cuerpo cálido de Donovan, su mano no lo encontró, ni su mirada, no tuvo éxito. El espacio de su cama se encontraba helado, dándole a entender que no se recostó con Eider en ningún momento de su sueño. La única presencia de Donovan, era su aroma, este permanecería en su cama, en la recámara, era su espacio, estaba combinado con la magia que protegía su lugar del castillo.

Permaneció acostada, por unos minutos, hasta que el dolor de estómago le recordó de la vida en su vientre. Por instinto se llevó su mano a su estómago, pensando que hacer con la vida que estaba creando. Deshacerse del bebé no le pareció una opción, no cuando las almas estaban destinadas a alguien.

«No puedo arrebatarle a un ser su oportunidad de amar», se recordó.

El dolor de estómago causado por el hambre, tampoco le facilitó pensar, se prometió no tomar una decisión con el estómago vacío. Encontró un vestido cerca de la cama, no dudó en ponerse sabiendo que lo dejaron a la vista para que lo usara. Se vistió con cuidado para no marearse o perder el conocimiento, pues veía borroso. Al terminar de vestirse, salió de la recámara, encontrándose con el comandante Omny.

—¿Mejor? —preguntó Omny, recibió la respuesta de Eider cuando negó con su cabeza —. Tiene hambre, después de eso se sentiría mejor.

—Quiero ver a Donovan...

—El rey ordenó que la mandara a comer, no podrá hacer nada hasta que coma lo suficiente, luego se reunirá con usted.

—Está bien —aceptó —, ¿puedo comer en la biblioteca real? Quiero privacidad.

—Claro, lo que desee.

Caminaron con lentitud a la biblioteca, Eider se aferró al brazo de Omny quien siguió su lento paso hasta que su paciencia se agotó. Tomó a Eider en sus brazos, la llevó cargada por todo el castillo hasta la biblioteca.

—Esto es humillante.

—Está embarazada y débil, no la queremos haciendo más esfuerzo del necesario.

Sus palabras no le ayudaron a sentir menos humillación, escondió su rostro en el pecho de Omny para que no la vieran los sirvientes que pasaba por sus lado. De vez en cuando, Omny bajaba su mirada para sonreírle, asegurándole que todo estaba bien, quiso creerle pero no pudo. Se dejó llevar hasta la biblioteca, estaba vacía, la dejaron en una mesa con cuatro sillas junto a la ventana.

—¿Es de noche? —Notó la oscuridad por la ventana —. No puedo creer que durmiera tanto.

—Una capa de oscuridad cubre todo el mundo, no sabemos distinguir el día de la noche, está oscuro desde la batalla.

—¿Por la muerte del rey Azlak?

—No lo tenemos claro.

Perdió la oportunidad de hacer preguntas cuando Omny salió de la biblioteca unos minutos, Eider permaneció en su lugar, apreció la inmensidad de la biblioteca. Cuando Omny regresó, junto a él entraron sirvientes con bandejas de comida, la dejaron sobre la mesa. Eran los platillos preferidos de Eider, una gran variedad de comidas y bebidas.

—Es mucha comida.

—Los reyes quieren consentirla, coma lo que desee y no tema en pedir más o algo distinto.

Príncipe del Desastre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora