Capítulo 77

1K 146 79
                                    

Kairlan.

El salón estaba cargado de tensión, a pesar de las agradables miradas de los reyes, Eider sintió que no estaba del todo bienvenida en la realeza. Sentía miradas en todos lados, cuando buscaba entre el salón no encontraba a nadie viéndola. La cercanía de Donovan empeoraba la sensación, pensó que estaban observando cada interacción entre ellos.

—¿Por qué el traje negro? —Tocó el saco que usaba Donovan, tuvo que estar cerca para notar los bordados negros en la tela, eran las figuras de llamas.

—Al estar en tu mundo me di cuenta que el negro es mi color —respondió —, además me pareció adecuado para la ocasión, mi lealtad está en ti, no quise representar al reino, te quise representar.

Tuvieron la misma idea de representar algo más que Kairlan.

—Por eso diseñe este vestido —admitió Eider —, para representar un poco mi hogar.

—Es precioso tu vestido. —Lo miró de arriba a abajo, tocó con sus nudillos la piel que mostraba —. Lo odio por ser tan precioso, por hacerte ver tan apetecible, lo odio porque todos estos imbéciles están viéndote.

—¿Preferirías que me lo quitara?

—Preferiría ser quien te lo quite —contestó con los ojos rojos, le sorprendió el comentario, asumió que estuvo bebiendo —, si me lo permites.

—¿Estuviste bebiendo?

—Un poco, ¿por qué?

—No sueles hacer esos comentarios tan abiertamente, como que la bebida te da valentía. —Le sonrió —. Es adorable, pero me gustaría que no bebieras más.

—He estado dos malditos días sin ti, quiero que esta reunión se termine cuanto antes para...

Se quedó callado, apretó su mandíbula, sus ojos rojos hablaron por él, por eso alejó su mirada de Eider para ver a los invitados. Alejó sus manos de Eider, las colocó detrás de su espalda, se concentró en cualquier cosa menos en ella. Le extraño el cambio de comportamiento, no solía quedarse callado una vez que empezaba a hablar.

—¿Te sientes bien?

—No, me duele la cabeza —respondió, era una verdad para cubrir otra —, estuve bebiendo por días seguidos.

—Pensé que no te gustaba beber o que lo hacías rara vez.

—Me la pasé bebiendo en tu mundo, sus bebidas no me daban el resultado deseado pero tenían buen sabor, creí que era notable.

—Deberías controlar tu forma de beber, no puedes hacerlo por días seguidos.

—No quiero hablar de mi forma de beber —explicó sin mirarla —, menos contigo, tu forma es igual de horrible que la mía.

—¿Qué quieres decir?

—Tuviste sexo con Graham, no te acordabas de nada al día siguiente.

—Fue solo una vez.

—La segunda vez por poco tienes sexo con mi hermano y al llegar te pusiste a vomitar.

Lo que empezó como un regaño para Donovan se volvió uno para Eider, no le gustó el cambio que dio.

—Deje de beber, recuérdalo.

—Lo agradezco, tu deseo incrementa con el alcohol, no tienes idea de lo preocupado que me tuviste después de Graham, sentí que en cualquier momento escucharía un segundo latido provenir de ti.

—¿Qué hubieras hecho de escucharlo?

Regresó su mirada a Eider, estaba molesto.

—Matarlo por embarazarte, matarlo por tocarte, matarlo porque sería papá de un bebé tuyo y yo no.

Príncipe del Desastre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora