Capítulo 78

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Donovan.

Me toma de segundos recordar que no he dicho nada, ni me he movido, estoy hincado con el anillo aún en mis manos y Eider me espera con paciencia sin dejar de sonreírme con amor.

—¿Sí? —pregunto sin creer que aceptara, Eider asiente —. No tienes idea de lo feliz que me hace tu respuesta.

Me ayuda a colocarle el anillo en su dedo, de tanto que mi tiemblan las manos, beso su mano haciéndola reír. Cuando me pongo de pie me salta a los brazos, por poco siento que nos caeremos pero encuentro mi equilibrio.

—¡Sí, mil veces sí!

La dejo en el suelo para poder usar los brazos, busco su rostro con mis manos, de la emoción la llama que tenía encendida se extingue y no importa quedarnos en oscuridad.

—¿Puedo besarte?

—Llevó esperando que lo hagas desde que terminé de leer lo que escribiste.

—Lamento hacerte esperar tanto, amor —me disculpo —, prometo no hacerte esperar más...

Me calla con su boca, mi gemido de placer se pierde entre sus labios, extrañaba su boca contra la mía. Las palabras dejan de ser necesarias para mostrarle lo que siento, mi lengua lo hace, se encuentra con la suya.

—Creí que no usan anillos en este mundo. —Intenta alejarse de mi boca, cambió mis besos a sus mejillas, a su mandíbula —. Que no piden matrimonio de mi forma.

—No usamos anillos, ni nos hincamos —admito —, cuando el vínculo se hace presente no suele ser necesario. Lo que pasa en nuestro caso es que mi pequeña es especial, si quieres que me hinque lo haré, si quieres tu maldito anillo, te lo doy, tus deseos son mis órdenes.

—Es un anillo muy especial, no existen de estos en mi mundo. —Me alejo un poco para dejarla apreciar el anillo —. No son tan coloridos.

Paso mi mano que produce una ligera luz sobre el anillo, las piedras cambian de colores, se vuelven similar al diamante.

—Le agregué un poco de magia para que parezcan diamantes, en tu mundo todos creerán que lo son. —Vuelvo a pasar mi mano para que regresen a sus colores originales —. Es el anillo más valioso que existe en este mundo.

—¿En serio?

—Existe solo un tipo de accesorio con todas las piedras, un lazo para unirnos en matrimonio, que se usa para formalizar el vínculo, cada reino tiene uno y solo se utiliza para la realeza, para que los siete reinos bendigan de cierta forma el matrimonio.

—¿Le robaste estas piedras a un lazo sagrado?

No puedo evitar reírme contra su cuello ante la imaginación de Eider, me conoce tan bien, sabe que el hombre que se convertirá en su esposo es un maldito ladrón.

—No las robe del lazo, esos son irrompibles —respondo esperando que no note mi confesión de haberlas robado —, ahora este anillo lo es también, el único de su clase, tienes la joya más valiosa del mundo en tu dedo.

—Es hermoso. —Deja de verlo para verme —. Gracias, Donovan.

Antes de decirle que no debe agradecerme, regresa sus labios a los míos, la memoria de los días que estuvimos separados vuelve a mi, la necesidad como el ahogo, los nervios se vuelven deseo. Quiero que me acaricie con la mano que lleva el anillo, que toque mi ardiente piel, que la haga sangrar, no importa con tal de verla en mi cuerpo, usando su bello anillo.

Príncipe del Desastre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora