Capítulo 64

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La Tierra.

Las dos semanas de vacaciones de Joel llegaron a su fin, no llevó a cabo todos los planes que tuvo en mente para distraer a su hija. No viajaron muy lejos de su hogar, acamparon por dos días, no estuvieron de ánimo para más. La playa tampoco fue una opción, a Eider le recodaba bastante a Solaneus. Durante el camino de regreso, Joel tomó la decisión de volver a involucrar a su hija en el negocio familiar. La turnaría en puestos del club y en el hotel, pensó que de esa manera no extrañaría tanto a sus amigos.

Ese día le tocó trabajar de asistente para su padre, fue un día ocupado por sus trabajos pendientes, se acumuló con el paso de los días que estuvo de vacaciones. Eider estuvo de arriba a bajo, usando el ascensor en cada oportunidad, sus pies en tacones se lo agradecían, pero no era suficiente.

«Mi padre es un terrible jefe, me explota laboralmente», pensó cuando fue a prepararle su cuarto café del día.

Envidaba en ocasiones a sus amigos, hijos de padres con similar poder, que no trabajaban, solo viajaban, salían de fiestas. Pero se prometió no beber, no después de todos los errores que cometió al creerse fuerte contra el alcohol.

Sus amigos eran modelos como ella, un pasatiempo en lugar de un trabajo, lo que los hacía reconocidos, sus padres estaban contentos con que hicieran algo. Que sirvieran en la sociedad aunque fuera como rostros y cuerpos bonitos. Pero Joel no era como los demás padres, no quería a Eider solo como un bello rostro en la sociedad, la quería dueña del mundo.

—Los Carter no somos rostros bonitos, somos el símbolo de clase en el país, decidimos quiénes forman parte de la alta sociedad.

Esas eran las palabras que siempre le decía sus padre.

Hablaba por los clubes, no tanto su gran cadena hotelera, aunque solo la alta sociedad entraba en el, solo altos miembros de la sociedad podían pagar una habitación en el lujo que crearon los Carter y su membresía. Había clubes en todo el país, desde algo tan simple como un gimnasio hasta los más grandes centros de deportes, donde se entrenaba a lo mejor del país. También lugares como el club para los fanáticos que no eran expertos, un lugar de relajación y un espacio familiar.

A pesar de las propuestas para expandir la cadena a Europa, los Carter se negaban, se mantenían exclusivos. Un motivo simple, probar el alcance del poder Carter, podías ver como la gente pagaba enormes cantidades para experimentar lo que la membresía ofrecía. Además era parte del negocio, el apellido Carter se unía a aerolíneas, restaurantes, cruceros, por esa razón Joel era amigo de muchos apellidos importantes. Miembros estrellas del club, todo se conectaba a la perfección, los demás se beneficiaban de que extranjeros quisieran conocer la creación de Majestic.

Todo hombre y mujer, respetable al igual que exitoso era miembro del club de los Carter. Eran parte de Majestic.

La exclusividad vendía.

A Eider le sorprendía lo mucho que los hombres pagaban por un simple juego de golf, ni siquiera uno bueno. También las cantidades exageradas que soltaban en carreras de caballos, empeoraba cuando solo ciertos individuos escogidos por Joel Carter podían estar presentes.

Podías tener una gran fortuna, pero si no te aceptaba un Carter en su club no eras nada. Por esa razón Eider sabía que la gente soportaba la frialdad de su padre, a nadie le importaba que no los saludara o dirigiera la palabra, ni que les estrechara la mano, con tal de pertenecer, con ser un miembro eran lo que Joel quisiera.

Intentó explicárselo a Donovan muchas veces, no entendía el poder de su padre, ni sus razones para tener tan altas expectativas sobre todo en relación a los Carter.

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