Capítulo 32

1.1K 153 21
                                    

La Tierra.

La noche no tardo en caer sobre Dominik una vez que logró despertar, demasiado tarde para aprovechar de su día, ya era hora de dormir de nuevo, no le importó mucho, fue de ayuda para Eider y se sintió feliz por eso. Lo malo de la tarde hasta el anochecer era la actitud de Donovan, estaba más serio de lo normal, preocupado.

Un comportamiento que al principio no es extraño viniendo de él, hasta que el silencio es demasiado de su parte. Eider no lo notó, no por estar pegada a Kailynn la mayor parte de la tarde en el jardín. Pudo el silencio seguir por horas y horas si tan solo alguien no hubiera tocado el timbre.

—¿De dónde viene ese ruido? —Estuvo tan sumido en sus pensamientos como Donovan que no sintieron la presencia de alguien cerca —. ¿Qué es?

—Abre la puerta principal, vinieron a ver a Eider —le ordenó Donovan a su hermano —, déjalo pasar.

Obedeció a las órdenes de su gemelo, aún con la confusión del sonido que lograba hacer la puerta indicando que alguien estaba de visita. En su reino solían llegar castillo y un sirviente era quien anunciaba la llegada, no un sonido. Abrió la puerta como se le indicó y dejó pasar al joven de cabello castaño quien no se molestó en decirle quién era, ni saludar.

—No estoy completamente listo pero creo que es el momento —El castaño se adentró con seguridad en el hogar de Eider, la confianza le daba a entender que era alguien cercano y su aroma por fin tuvo sentido para Dominik, era Graham —. Eider y yo vamos a hablar y si algo sale mal, tú nos ayudarás, Donovan.

No entendió ninguna palabra que dijo el enamorado de Eider, tampoco eran palabras dirigidas a él, iban para Donovan. Lo observó adentrarse hasta donde se encontraría con Donovan, el verdadero Donovan y por el ruido hecho por la mansión, también se encontraría justo a tiempo con Eider y Kailynn.

—Hola, Graham —lo saludó Donovan, lo estuvo esperando de pie, Graham su vista se fue al que creyó que era Donovan, quien le abrió la puerta, volvió a ver a Donovan y luego su atención fue captada por Eider que justo llegó al encuentro —. Es bueno verte.

—Mis ganas de hablar desaparecieron —dijo Graham antes de fruncir el ceño —. Son dos, genial.

—Di lo que tengas que decir —Donovan iba a sacar a sus hermanos del lugar para darles privacidad —, nosotros no seremos una molestia.

—Está sorpresa es demasiado para mi, creo que mejor me voy, tengo más cosas que hablar conmigo mismo.

—Que no te intimiden estos dos, no hacen daño.

—Dudo que tu copia no se comporte como tú —sonrió con molestia antes de darse la vuelta para regresar por donde entró —, tengan una buena noche, yo me iré, conozco el camino a la salida.

—Te acompañó —Eider se apresuró a seguirlo, de esa forma se libraría de los gemelos al menos una hora —, salgamos un rato.

—Esto no es una buena idea, Eider —le susurró —, quédate con tus invitados, debes estar feliz de tener dos iguales en tu hogar.

—No empieces —le pidió —, ahora cállate y vámonos un poco lejos que ellos pueden oír todo.

—Ya no estás tan cómoda con el principito ¿o si? —se burló de la actitud evasiva de Eider —. Es bueno saber que no soy el único que se la está pasando mal.

Ignoró todos sus comentarios hirientes, incluso cuando lo obligó a manejar lejos de la mansión para que ninguna de sus palabras pudieran llegar a los oídos de los Kair.

—Creó que esta distancia está bien.

—¿Te hacen algo o por qué estás tan apurada por escapar?

Príncipe del Desastre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora