Capítulo 17

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Drocor.

Días tratando de aclarar su mente causando una tortura tan emocional como física, recordando cada instante de la visita a Kairlan, los sentimientos repentinos que se apoderaron de su control como la sed de sangre de una bestia hambrienta frente a su presa herida.

«Eres la maldita bestia, Solan».

Pensó Solaneus al recordar por milésima vez la tormenta que causó por los celos en el reino de Kairlan. Cuestionando su sanidad hasta el punto de creer que no merecía portar la corona al dejarse afectar fácilmente por sus emociones, logrando dañar con gravedad a cualquiera a su alrededor.

Lo único bueno que obtuvo de tal demostración de celos, fue una buena señal referente a su vínculo con la princesa Kailynn. Fue una conexión inmediata, que dio duro contra él incluso al estar lejos de ella, pudo sentirla cuando nadie más pudo, ni sus padres. Escuchó la voz de la princesa como si estuviera junto a él, sintió su angustia y sin pensar acudió al rescate donde él mismo fue quien la puso en peligro.

Solo podía preguntarse si Kailynn sintió lo mismo con su presencia tan cerca y a la vez tan lejos.

— Su Majestad...

— No es necesaria la cordialidad, estamos solos— notaba por su tono que estaba molesto— y lo agradezco porque tener más reyes recordando mi soltería me enfurece, como si yo no fuera suficiente estando solo.

— Piensan de esa manera por el tiempo que llevas solo, aparte de preocupación— le explicó Dorian a quien se le avisó que el rey de Drocor debía verlo con urgencia— temen que no dejes herederos, no conviene un reino sin reyes.

— Si tan solo pudieran llegar a sentir algo de lo que yo he sentido en todos esto siglos, la soledad apoderándose de un joven que solo quería encontrar a su compañera.

— Esa desesperación nos llevó a romper las reglas del universo, esto es menos de lo que merecemos, el sufrimiento debería ser más por ese error, no dudo que esto empeore.

— Lamentó haberte metido en esto, pero tenía que saber... necesitaba saber que había alguien para mi— no tenía idea de porque estaba molesto, nadie tenía la culpa de lo que él hizo— sé que cometimos un gran error.

— Alteraste el orden de tu vida, de nuestras vidas.

— Y créeme que cada día sufro por esa decisión.

Sufría incluso más que el rey de Kairlan, no era su relación la que había afectado directamente, afectó la suya con la de su hija. No sería como las historias de otros reyes por la alteración del tiempo, supo muy pronto a quien pertenecía. También tenía claro que su sufrimiento no se compararía con el de su futura reina, deseaba con todas sus fuerzas tanto como Dorian que jamás llegara a enterarse.

— Tienes que estabilizarte antes de presentarte, no quiero que mi hija pase por disgustos, tampoco que presencié una escena de esas de nuevo.

— Hicimos un trato— le recordó con enojo, ya no eran dos reyes hablando de una manera educada, eran dos amigos de años, que se culpaban el uno al otro por sus desgracias— vendría a mi reino antes que algún otro.

— Ella quiso ir, no soy nadie para impedírselo, ya pasa mucho de su tiempo encerrada, quiero que conozca el mundo el cual reinara.

— Conmigo puede conocer este mundo, tiene que salir con su prometido— en ese punto casi parecían gritos en vez de una platica tranquila— la razón por la que evite presentarme años atrás fue por ti, me pediste tiempo y te lo di, ahora me traicionas de esta manera.

— Tiempo con mi hija es lo menos que pudiste darme después de dejarme claro que no la podría disfrutar porque ya no había una fecha escrita por el universo para que la conocieras, todo se vino abajo en el momento que usamos esa magia y desde entonces solo hay presión en mi vida.

Príncipe del Desastre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora