Capítulo 43

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El día para viajar a la playa llegó más pronto de lo que Eider imaginó, de un momento a otro estaba cerrando con todas sus fuerzas su maleta y en un abrir y cerrar de ojos estaban llegando a la casa en la playa de su madre. Los recogió Enzo en el aeropuerto, ellos llegaron a la casa un día antes de que sus invitados para tener todo listo para la visita.

—¿Cuantas propiedades tiene tu familia? —le preguntó Solaneus mientras bajaban las maletas de la camioneta —. Siento que son muchas.

—Unas cuantas, pero nada tan impresionante como los lugares que ya conocen. —Dejó que los hombres se encargarán de bajar todo —. Es sencilla esta casa, no es un gran mansión como las que han visito.

La idea de viajar con seres de otro mundo por un largo momento aterró a Eider, creyó que se tomarían muy mal volar en un avión, pero lo manejaron demasiado bien para su sorpresa. Estaban acostumbrados a volar pero no a estar dentro de autos, eso le pareció un poco extraño. Otra cosa que la preocupo fue su tobillo, su padre insistía en que no saliera por ese accidente hasta que le confirmo que estaba bien, como si jamás se hubiera lastimado al caer en la piscina.

—Es una playa, no una cena —mencionó Enzo al verlos usando trajes a todos los hombres que vinieron con Eider —, con un traje de baño bastaba, espero que no hayan llenado sus maletas con trajes tan elegantes.

—Ese es su estilo. —Eider le restó importancia —. Les traje de todas formas.

Todos los seres de la realeza de Meroun tuvieron un momento a solas cuando Enzo llevó a Eider a donde estaba su madre. Ellos permanecieron cerca de la camioneta bajando cosas sin atreverse a entrar, no por miedo sino porque querían ver sus alrededores antes de encerrarse.

—Puedo oler el mar desde aquí —susurró Solaneus con una sonrisa, el cambio de un desierto a una playa le lleno de felicidad —. Podría pasar aquí el resto de mis días en este mundo.

—Están invitado a quedarte y no regresar con nosotros —le dijo Donovan —. Nadie te extrañará.

—No te conviene molestarme en un lugar como este —lo amenazó —, es como mi reino así que compórtate.

—Uno de ellos debió quedarse y otro venir. —Kailynn negó con la cabeza mientras los veía —. Los dos son insoportables, solo arruinarán esto para Eider.

—No estaremos solos, tendrán que comportarse quieran o no. —Dominik se adentró en la casa con las maletas en sus brazos —. No hay que parecer tan fuertes, ni tan listos, solo seamos como los humanos.

Todos siguieron a Dominik hasta estar dentro de la casa donde podían oír las voces con más claridad de Eider y Katherine hablando con entusiasmo. Después de la llegada de Solaneus, su padre detuvo los trabajos para Eider, lo hizo porque Katherine y él hablaron un poco, querían que ella pasara tiempo con sus invitados, después de todo no les quedaba mucho tiempo.

—Me alegro tanto de que vinieran. —Katherine los saludó con su sonrisa habitual —. Si quieren desempacar adelante, también si quieren estar en la ciudad pueden tomar una de las camionetas y si quieren ir a la playa o la piscina, las puertas están hasta el final.

—Muchas gracias por invitarnos —contesto Kailynn con emoción mientras se preparaba para buscar una lugar para dejar las cosas que Eider les hizo llevar —. Iré a mi habitación.

—Oh, sobre eso. —Enzo la detuvo —. La casa solo tiene cuatro habitaciones, una es de Katherine y mía, la otra es de Eider, pueden tomar cualquiera de la dos restantes y acomodarse como les guste, espero que eso no sea un inconveniente.

—Kailynn puede dormir con alguno de sus hermanos, y el otro puede compartir la habitación con Solan.

—No pienso dormir con ninguno de los gemelos —habló Solaneus —, eso es imposible.

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