Capítulo 35

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La Tierra.

La mansión estaba invadida por el sonido de la música a todo volumen, a pesar de estar en el patio, Joel podía oír la música hasta su habitación. Su hija tenía tres días en su mansión, no le importaba el alboroto que pudiese hacer mientras la tuviera bajo su techo, ni que sus amigos se hubieran quedado a dormir la anoche anterior.

—No Graham, no Donovan, ni Dominik —Joel sonrió con la taza de café en su mano —. Solo paz, mi tan anhelada paz.

Frente a él tenía la vista de su piscina, donde Eider y sus amigos nadaban, sin algún inconveniente, era como si los Kair jamás hubieran existido, como si le problema con Graham jamás ocurrió. Intentó hacer preguntas cuando Eider llegó días atrás con una mochila con su ropa, no obtuvo ninguna repuesta, lo que le preocupó en un principio. Luego con la tranquilidad y felicidad de Eider, dejó de importarle mientras ella estuviera contenta sin dar explicaciones.

—¿No más Graham? —le preguntaron sus amigos una vez que aclaró lo que ocurrió cuando terminó con Graham —. ¿Es definitivo?

—No más Graham —sonrió —, no más pesadillas, no más cansancio, nada de nada.

Los dos primeros días durmió por muchas horas, solo levantándose para comer o ir al baño, Joel respeto el sueño que tenía, sabía de las pesadillas y quiso que descansara. Ya cuando recobró su energía, trajo a sus amigos para celebrar su estado de ánimo.

—Ya cuéntanos —le pidió Isaiah —, se que no has tocado el tema, creemos que ya es el momento, ¿y los Kair?

—¿Tuviste problemas con ellos?

—No, claro que no —respondió de inmediato —. Estaban agotados, tanto como yo, el día que me vine. Creo que tuvieron un problema entre ellos tres y para evitar meterme en cosas personales me separaré unos días de ellos.

—Que extraño.

—Dice Donovan que dormirían, y si ellos duermen profundamente tiene que haber completo silencio, cuando logran descansar lo hacen como si estuvieran en un coma, merecen descansar, les traje demasiados problemas.

—Si tan solo no hubieras atropellado a Donovan.

—No lo atropellé, solo chocamos.

—Creí que querías evitar a Dominik después de lo que ocurrió en la fiesta —mencionó Lila despreocupada —, parece que me equivoqué.

—¿Qué fiesta? —Eider le preguntó sin recordar alguna fiesta o un incidente con Dominik —. ¿Qué hice?

—¿No lo recuerdas? —Eider negó con su cabeza —. Tu tienes que dejar de beber, no es sano que no recuerdes que hiciste, primero con Graham y ahora con Dominik.

—Habla de una maldita vez, ¿qué le hice a Dominik? —Estaba aterrada de la respuesta —. Por favor dime que no me acosté con él.

—No te acostaste con ese gigante, tranquila —respondió Lila —, al menos no hubo oportunidad, ni en una habitación estaban, casi te lo follas en el baño, pero por el tiempo que se fueron, no pudo ocurrir nada más que alguna provocación.

—No puede ser —ocultó su rostro entre sus manos —, ¿cómo le voy a ver la cara?

No tenía recuerdos de la noche que apareció Daesros, no recordaba ni haber asistido a esa fiesta, mucho menos haberse metido con el hermano de Donovan. Todo el evento traumático de Daesros borró cualquier otro pensamiento durante esos días,  fue lo único que vago por la mente de Eider, no Dominik. Ninguno de los Kair mencionó nada de ese evento, no antes de que se marchara a la mansión de su padre para descansar y dejarlos descansar por la lucha contra Daesros.

Príncipe del Desastre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora