Capítulo 63

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Segunda Semana.

El calor de la ciudad se fue lentamente, podían pasear por las calles sin sudar por todos lados, se volvió un calor soportable. Eso hicieron esa tarde pasear por las tiendas, con dos guardaespaldas de Joel detrás de ellos.

—Se ve feliz —comentó Eider con su mirada en su mamá, estaban dentro de una tienda, en la sección de bebés —, la mayoría de esas bolsas son cosas para bebés.

Señaló las bolsas que llenaban las manos de uno de los guardaespaldas de Katherine.

—Tienen tantas cosas y ni siquiera sabe si será niño o niña —le dijo Joel, ambos fueron arrastrado por Katherine a la sección de bebés. Joel tomó un traje de bebé, era de saco y corbata, lo miró con el ceño fruncido —. Esto se ve incómodo para un bebé.

—Hacen que se vean lindos.

—No veo nada de lindo en hacer parecer un bebé un adulto versión miniatura. —Dejó el traje donde lo encontró —. No tengo idea si sea buena idea estar todos en esta sección.

—El mundo ya sabe que mamá está embarazada, es normal que estemos aquí.

—Pero ese bebé no es mío, no debo de estar aquí, no debieron obligarme a venir —se quejó, tomó un vestido rosa, para un bebé recién nacido —. No puedo creer que me tengas aquí.

—Está Enzo, nadie pensara que es tuyo.

La sección de bebés llamó la atención de Eider, tomó una manta de bebé de un color blanco, decorada con soles amarillos en las más suave de la telas. Joel suspiró cuando se quedó viendo más tiempo del necesario los soles, los tocó son sus dedos y a pesar de eso sonrió.

—Hay una con nubes —le mostró su padre la misma manta pero con nubes azuladas, pero Eider se aferró a la manta de soles —. Es algo pequeña para ti.

—Es para el bebé, de mi parte.

Con más mantas y decoraciones para una habitación, se les unieron Enzo y Katherine a Joel y Eider. Fueron a pagar por las decoraciones que escogieron, Eider fue la última en pagar su manta de soles. Luego salieron de la tienda para decidir a donde irían de compras.

—¿Qué compraste? —le preguntó Katherine, entonces Eider le mostró la manta con soles —. Eres igual a tu padre con una obsesión por los soles y el cielo.

—Es significativo. —Se encogió de hombros, guardó la manta en la bolsa —. Si no te gusta puedo comprarle algo más al bebé.

—¿Es para el bebé? —Sonrió, le gustó que pensara en el bebé después de ignorar el tema desde que le anunció el embarazo —. Entonces si es una manta especial.

Le entregó la bolsa con la manta, además de una ligera sonrisa. Comenzaron a caminar sin tener una tienda en específico. Hasta que alguien tocó el brazo de Eider, era una chica, le calculó que era unos dos o tres años menor que ella.

—Hola, perdón por molestarla. —Esperó que continuara pero la chica se quedó en silencio por unos segundos, jugó con nervios con su celular. —Eres Eider Carter.

—Lo soy —le sonrió, la chica estaba sonrojada y no dejaba de jugar con su celular pasándolo de una mano a otra —. ¿Quieres una foto?

—Si no es mucha molestia, puede decir que no, no importa —habló con rapidez, Eider apenas la escuchó, pero no dejó de sonreírle —. Es el rostro más hermoso de todo Phara, incluso otras marcas.

—Gracias, eres muy linda.

Le entregó sus cosas a su padre quien no tuvo más remedio que tomarlas y esperar que su hija se tomara una foto. Pero Eider le obligó a tomar la foto a parte de darle sus cosas. Abrazó a la chica y sonrió, las dos lo hicieron, Joel tomó la foto, le entregó el celular a la chica quien le agradeció y esperó de brazos cruzados, la chica se quedó hablando con Eider.

Príncipe del Desastre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora