Capítulo 52

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La platica con Graham tomó más tiempo del que Donovan esperó, le dio demasiados detalles que no le gustaron oír, pero fue su culpa insistir en conocer los gustos de Eider. Terminó confundido en lugar de con un enorme conocimiento, el cuerpo de la mujer le pareció sumamente extraño.

—Eres demasiado grande para ser virgen —se burló Graham mientras caminaba a su lado —, si estuviera en tu lugar, me buscaría una mujer sin experiencia, Eider te comerá vivo.

—Eres un joven demasiado molesto.

—No creí que tuvieras un lado tierno —continuó con la burla, después de descubrir la inexperiencia de Donovan, era en lo único que podía pensar —, pero me parece más tierno que la primera mujer en tu vida sea Eider.

—No lo entenderías...

—Mi primera fue Eider, claro que lo entiendo, la diferencia es que éramos adolescentes, tú estás lejos de eso mi querido amigo.

—Ninguna mujer me llamó la atención, nadie hasta ella.

—Es comprensible, Eider es espectacular.

—Fuiste demasiado tonto para dejarla, no entiendo tus razones, pero me alegra que lo hicieras.

Confiaba que el Universo se encargó de llenar de miedos e inseguridades a Graham desde antes de que Donovan cometiera crímenes atroces en su mundo para que cuando pusiera un pie en el de Eider, estuviera disponible, para que quisiera un hombre en su vida. Nadie comprendía como el Universo trabajaba, ni los planes a futuro, solo se debía confiar y dejar llevar.

—Tenía mucho miedo, Donovan —confesó Graham —, cuando una chica te habla de un futuro a tu lado, te hace pensar demasiado, Eider tenía absolutamente todo planeado. Yo no estaba seguro si quería casarme, no tenía un plan.

—Eras su futuro.

—Era —repitió —, te quiere a ti, ahora ese futuro es tuyo.

—Dudo que tenga los mismos planes, no está segura de lo que quiere conmigo, no estuve planeado en su vida, no tiene idea de donde acomodarme.

—Te marcharas, solo eres alguien temporal, no quiere soñar con un futuro con alguien que no sabe si volverá a su lado, se cansó de perder personas, Donovan.

—Jamás me perderá.

—Ambos sabemos su triste vida, se encariña con rapidez, quiere desesperadamente que alguien sea sólo suyo, alguien a quien jamás pueda perder, sus padres tienen una gran culpa de su miedo al abandono.

—Por esa razón me negué a estar con ella, me forcé a no quererla, no quiero lastimarla, pero es irresistible.

No se contuvo por el tiempo suficiente, los labios de Eider eran lo mejor de su vida, ni las llamas de su alma lo calentaban tanto como tenerla entre sus brazos. Desde el primer momento se que vieron comprendió la importancia de su existencia en su vida a pesar de que no lo aceptara.

Llegaron al comedor, ambos notaron que todos terminaban de desayunar, menos Eider, le quedaba comida en su plato. Tomaron asiento en sus respectivos lugares, donde los esperaba un gran plato de comida, Joel se encargó de ordenar por ellos.

—Coman chicos, no quieren que se les enfríe la comida.

La dura mirada de William cayó sobre Graham, viendo cada movimiento de su hijo con desaprobación. Donovan notó el cambio de comportamiento, por un instante sintió lástima por Graham, entendía lo que era sentir la decepción de un padre.

Los ojos de William se encontraron con los de Donovan, una dura mirada se volvió una cálida, incluso amable, una arrugas se formaron cuando le sonrió. Donovan no devolvió la sonrisa, no le gustaban los hombres como William, ningún hombre en realidad.

Príncipe del Desastre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora