Capítulo 33

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Kairlan.

El reino de Kairlan pudo estar en completo silencio por las desapariciones de los príncipes y la princesa, tenía tiempo el reino en completo silencio, hasta que el rey Dorian empezó a caminar de nuevo con la ayuda de su mejor amigo, el rey de Drocor.

—No es necesario que vengas cada día a verme —Dorian se sostenía en un bastón dorado incrustado de joyas —, es un proceso normal.

—Mi amigo, eres un ser viejo y tengo que asegurarme que no te ocurra nada —Solaneus se mantenía a su lado por si necesitaba equilibrio —, no deseo que tu hijo tome el trono pronto, a parte a estado muy tranquilo el mundo desde que no está el príncipe Donovan.

—Ya empiezo a sentir que la única razón por la que nos hicimos amigos y ha continuado así por siglos es por mi hija —bromeó —, tu odio por mi primogénito es tan grande que veo eso como la única razón por la que sigues a mi lado.

—Desde mucho antes de saber de la existencia de mi vínculo con la princesa, yo ya te apreciaba, puede que por eso el Universo me unió a tu única hija.

—Yo creó que desde antes de conocernos, el Universo lo quizo, por eso unió nuestros caminos.

—Por esa razón no puedo dejarte solo en estos momentos —Solaneus no se le despegó en todo el tiempo que estuvo caminando —. Me necesitas más que mi reino.

—Que escena tan adorable de ambos —los interrumpió la reina Kiara —. Es bueno tenerte de vuelta por este reino, Droc.

—Su Majestad —le hizo una no muy necesaria reverencia a la reina —. Aprecio que este feliz de tenerme en este reino después de su último embarazo.

—Eras un encanto de joven en aquel entonces, ¿que te ocurrió?

—Su primogénito se convirtió en mi pesadilla, su Majestad —le recordó —. De todos los reinos en este mundo era obvio que iría a jugar con el del mejor amigo de su padre, como amo con todo mi corazón el fuego.

—Es sencillamente algo hermoso —La reina creó una bola de fuego justo frente al rostro del rey de Drocor —, ¿no lo crees?

—No lo creó —Solaneus convirtió el fuego en simple vapor al rodear la bola con la palma de su mano —, el fuego no es lo mío.

—Tendrás que aprender a lidiar con el fuego —le sonrió su amigo Dorian —. Forma parte de nuestra familia.

—La luz es más bonita y necesaria —La tensión entre Solaneus y Kiara le parecía un espectáculo muy divertido a Dorian —, sin ofender.

—Me retiro —besó la mejilla de Dorian como despedida —, este reino no se cuidará solo, los dejó para que sigan charlando.

—¿Cuando dejara de odiarme? —preguntó Solaneus cuando Kiara desapareció entre los pasillos del castillo —. La princesa no puede ver que me llevó de esa forma con su reina.

—Para mi reina, arruinaste los planes de no solo nuestra vida, también la de nuestros hijos. Sintió como si todo dejara de ser una sorpresa, desde que supimos del vínculo.

—Al menos no es solo porque soy un ser de agua —No le sorprendieron las palabras de Dorian —, eso sería muy difícil de cambiar.

—Supo de su embarazo incluso desde antes de estar embarazada, sabía que sería una hija, arruinaste eso para ella.

—En mi defensa no tenía que saberlo, que tú se lo hayas contado no es mi asunto. A parte que mejor sorpresa que tener gemelos, eso debió alegrarla, yo no sé lo dije, ni sabía, ni me importaba la existencia de los príncipes Donovan y Dominik.

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