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"WE'RE... JUST FRIENDS?"
Para Min Yoongi, era demasiado fácil fingir que era el novio de Kang Sunmi, y eso lo ponía nervioso. Muy nervioso.
Recordaba cómo había iniciado todo; Sunmi decía estar harta de ir a reuniones familiares y oír la clásica pregunta de "¿dónde está tu novio?", así que decidió inventar uno.
Pero fue cuestión de tiempo para que sus tías comenzaran a insistir en que su novio imaginario debía unirse a una de sus cenas, y entonces, antes de que su mentira fuera descubierta, Yoongi tomó el papel.
Aceptó porque era la única opción. Sunmi estaba entre la espada y la pared, y si él era el único que podía salvarle el cuello, como buen amigo iba a hacerlo. Aunque no creía ser capaz de fingir sentimientos que no estaban allí, era un mal mentiroso, y por ello, cuando la falsa relación comenzó a sentirse tan cómoda y natural, algo le decía que quizás, nunca estuvo fingiendo.
"Somos mejores amigos... esto no será tan difícil, ¿no crees?" Ja, cuánta razón tenía.
Tal vez, si hubiera sido únicamente por esa noche, Yoongi no estaría tan confundido. No obstante, cuando el primo de Sunmi esparció los rumores de su supuesta relación, no solo tuvieron que sostener la farsa ante sus familias, sino también ante la universidad.
Aunque Yoongi lo hizo funcionar para él también, tomó aquella oportunidad para quitarse de encima a todas esas chicas que prácticamente iban acosándolo con regalos y confesiones, y la mentira siguió creciendo...
... hasta el punto en que ninguno sabía si realmente lo estaban actuando.
—¡Yoonie, no te quedes atrás!—, el grito de la chica lo devolvió a la realidad. Sunmi estaba varios metros frente a él, caminando por el sendero que los llevaría al lago.
—¡Ve más despacio!—, le reclamó, pero ella no iba a detenerse. Podría decir que estaban en una especie de cita, porque sus salidas de amigos no era para nada como estas.
Por favor, un picnic junto al lago no era algo que siempre estuviera en sus agendas.
Yoongi era consciente de eso y solo seguía confundiendo su mente. Conocía a Sunmi hace años, y claro que la amaba, era su mejor amiga, siempre estaba en sus mejores momentos y lo acompañaba en los más oscuros. Tenían historia, una bonita.
Nunca pensó que ese amor pudiera transformarse. Porque además de ver a Sunmi como aquella chiquilla que lo acompañaba en cada travesura, ahora también la miraba como la mujer que deseaba tener a su lado, a quien deseaba amar sinceramente. No quería aceptarlo, pero mientras más lo pensaba más obvio era; estaba completamente enamorado.
—¡Acá! Es perfecto, veremos el atardecer junto al agua e incluso podremos sacar lindas fotos—, exclamó emocionada.
Juntos acomodaron la menta y ordenaron sus cosas para dar inicio al pequeño picnic; habían comprado algunas golosinas y cocinado otros postres juntos, Yoongi le extendió a Sunmi su gaseosa favorita y pasaron el resto de la tarde disfrutando la compañía del contrario.
Escuchando música, riendo, hasta bailaron un par de canciones... a veces olvidaban que las citas no eran reales.
—Quédate quieta, recuerda que no sabes nadar y si te caes no iré a buscarte.
—¡Solo toma la foto!—, chilló Sunmi.
La galería de Yoongi explotó con fotos de la joven y también con selfies de ambos. De hecho, tenía un álbum particular para esas últimas, y eran demasiadas.
—¿Quieres explorar un poco?—, preguntó la chica y cada vez que decía eso, significaba pasear por el sitio tomados de las manos.
Habían cruzado la línea, no sabían en qué momento pero era demasiado tarde para volver atrás sin lastimar a nadie. Yoongi quería preguntarle, saber qué era lo que realmente sentía y qué significaba todo lo que estaban haciendo. Porque podían mantener su pequeño teatro sin tener estas citas, no había necesidad de actuar si nadie estaba allí, y sin embargo, por alguna razón que ninguno admitía, se volvían más cercanos cuando nadie estaba cerca.
—¿Es eso un colibrí? ¡Woa, es precioso!
La profunda luz naranja del atardecer golpeaba contra la piel de la joven, quien se movía entre los árboles admirando las flores y los pequeños insectos o aves que lograba identificar. Yoongi sonrió, era hermosa.
—Sunmi, perdóname.
—¿Qué? ¿Ocurrió algo?—. Yoongi caminó hasta ella, a pesar de que Sunmi estaba desorientada lo dejó acercarse, y no retrocedió cuando él acarició su mejilla con una sonrisa en sus labios. —No lo entiendo, ¿perdón por qué? ¿Yoonie?
—Ya no puedo seguir con esto.
Todo el cuerpo de Sunmi tembló, su corazón se hizo pequeñito y enarcó una ceja ante la repentina confesión. —¿Qué quieres decir?
Estaba aterrorizada, no quería que se fuera.
—No quiero amar a alguien así—, susurró, aún acariciando la suave mejilla de la joven. —Tal vez lo que hicimos fue actuar, pero mis sentimientos son reales. Te amo, Sunmi, y quiero poder decirlo sin que creas que estoy actuando en mi parte.
Ambos corazones estaban acelerados, era curioso, a pesar de haber estado tanto tiempo juntos, aún lograban hacer que el otro se sonrojara por sus palabras. Sunmi llevó una de sus manos a su mejilla, donde se encontró con la de Yoongi quien seguía acariciando su piel, y la sostuvo allí.
—Sé que es extraño dar una confesión después de estar saliendo por meses—, bromeó con una sonrisa, —Y por eso quiero retroceder un poco, volver al principio y hacerlo bien, después de todo nunca te lo pregunté oficialmente.
Sunmi lo miró con cariño, y ni siquiera el sol podía igualar el brillo de su sonrisa. —Si quieres volver atrás o avanzar otros veinte casilleros, no me importa. Siempre caminamos juntos y sabes que estoy completamente enamorada de ti, te seguiré donde sea que vayas.
Yoongi le sonrió con calidez, y sin darle tiempo a reaccionar, bajó su mano hasta colocarla en la nuca de la chica, acercándose en un rápido movimiento, para poder unir sus labios en un beso.
Sunmi tuvo que sostenerse del pecho del más alto, sintiendo su lengua explorando su boca, sus labios finalmente conociéndose como siempre desearon, perdiéndose en cada caricia que recibían. —Es una promesa.
