Miro al reloj algo cansado, ya son las dos de la mañana y no he podido terminar de resumir el primer capítulo del libro. Trato de concentrarme pero simplemente no puedo, el sueño me consume casi por completo, pero también tengo otro problema, el cual me está hartando de una manera increíble. La música que proviene del departamento de enfrente me taladra la cabeza, no puedo leer con fluidez, la molesta melodía, o mejor dicho ruido, que sale de aquellos parlantes me estresa. ¿Quién mierda pone heavy metal a todo volumen un miércoles a las dos de la mañana? Oh cierto, Hikari.
Se mudó hace poco más de cuatro meses, al principio no se la sentía mucho, ni aparecía y no conocí su rostro hasta dos semanas después de la mudanza. Terminé sabiendo por el portero que viene de Japón y que estaba trabajando en un bar bajando la calle. Eso me generó curiosidad, debo admitir que pasé dos veces por aquel bar con la esperanza de conocerla, pero jamás se dio la oportunidad. Nos terminamos conociendo en el elevador, solo dijimos nuestro nombre y dimos una pequeña reverencia, pero así fue el inicio para que tomáramos confianza.
Con el tiempo empezamos a saludarnos en los pasillos, entablábamos conversaciones en el elevador y la acompañé a su facultad en dos ocasiones. Es bastante bonita, tengo que admitirlo, siempre me saluda con una cálida sonrisa y su dulce voz. No pensé que podría acabar teniendo problemas con ella, pero en este mes estuvo poniendo a prueba mi paciencia con su insoportable música. Incluso me propuse enfrentarla y decirle que, por el amor de Dios, use auriculares al menos durante la noche, pero cada vez que la veo y ella actúa adorable, se me olvida por completo del asunto y terminamos tomando un café. Qué tonto.
Vuelvo a mirar el reloj, ya son las dos y media. Bebo un poco de mi café e intento releer el párrafo que sigo sin entender, pero mierda, esa maldita música sigue filtrándose en mi departamento y no lo soporto. Intento ignorarlo, dejarlo pasar solo porque es ella, pero siendo honesto, ¿cómo es que nadie se queja? ¿son todos sordos o es que Hikari nos hechizó a todos con su sonrisa?
Cierro mis ojos, pero los abro rápidamente cuando la escucho "cantar", y las comillas van porque en realidad está gritando como una maldita loca. Y no lo tolero más.
Tomo las llaves y abro mi puerta, dando pocos pasos llego a la de ella y empiezo a insistir tocando el timbre para que me escuche de una buena vez. Hikari me abre la puerta sonriente, ¿por qué tiene tanta energía a esta hora? Su sonrisa desaparece cuando ve mi expresión seria.
—Hola, Yoon. ¿Qué pasó?
—¿Qué?—, repito incrédulo, —¿Me estás jodiendo? Hikari, solo bájale a la música. Me estás hartando—, intento ser suave. Pero a esta altura del día ya no puedo, y ni sus tiernos ojos pueden convencerme de dejar pasar el tema esta vez. Ella rasca su nuca incómoda, sé que va a decir algo, no es alguien que se queda sin palabras con tanta facilidad.
