━━━ 011

16.7K 540 149
                                    

—ʟᴀ ʀᴇᴀᴄᴄɪóɴ ᴅᴇ sᴜɢᴀ ᴄᴜᴀɴᴅᴏ ᴠᴜᴇʟᴠᴇɴ ᴀ ᴇsᴛᴀʀ ᴊᴜɴᴛᴏs

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—ʟᴀ ʀᴇᴀᴄᴄɪóɴ ᴅᴇ sᴜɢᴀ ᴄᴜᴀɴᴅᴏ ᴠᴜᴇʟᴠᴇɴ ᴀ ᴇsᴛᴀʀ ᴊᴜɴᴛᴏs.

Los ánimos de Haneul se encontraban por el suelo, y no era algo difícil de notar. Ni siquiera el amable recepcionista del edificio se animó a saludarla cuando la vio regresar.

Y es que todos lo sabían, cuando Kim Haneul estaba devastada o enojada, lo mejor era no hablarle y dejarla organizar sus ideas y sentimientos, para luego sí, escucharla cuando la joven decidiera contar lo sucedido.

Empezó a buscar las llaves del departamento en su mochila y agradeció estar sola en el elevador, porque del enojo que tenía encima comenzó a lanzar patadas contra una pared y murmurar insultos al aire.

Bufó una vez que las puertas se abrieron y se dirigió a la de su departamento. No se preocupó en verificar que estuviese vacío, normalmente a esa hora lo estaba y con todo lo que tenía en mente lo último que estaba pensando era en si su hermano estaba merodeando por ahí o no. Grave error.

Haneul tiró su mochila con violencia en algún rincón del hogar, entró dando un portazo y caminó hasta la cocina para beber agua, en el camino se deshizo de sus zapatillas y abrigo.
Luego soltó un fuerte suspiro tratando de calmarse, pero sabía que no podría hacerlo hasta no sacarlo todo, y para ello necesitaba algo que estaba en la sala.
Sin prestar atención ni recorrer con sus ojos el resto de la habitación, clavó su mirada en el sillón de donde agarró un bonito almohadón, contra el cual estrelló su rostro, y sin más, comenzó a gritar.

Pequeña costumbre que tenía desde niña, cuando Haneul no podía más con lo que cargaba su mente, simplemente lo dejaba salir todo, absolutamente todo, con un par de gritos o tirando un par de peluches.

Era como su terapia.

Solía gritar un par de minutos, a la vez que pensaba cómo solucionar sea lo que sea que estaba pasando, pero esta vez se detuvo de golpe, como si le hubieran pegado en el pecho dejándola sin aire, y es que oír la voz de su hermano en ese momento fue algo parecido.

—Haneul, ¿qué carajo?

Esto no puede estar pasando, esto no puede estar pasando. La chica no despegó su rostro del almohadón, comenzaba a sentir como su rostro se volvía rojo de la vergüenza, y ni hablar cuando escuchó dos voces más, quería desaparecer en ese instante.

Tranquila, chica. Soltó un suspiro y trató de relajarse. Seguro no vieron nada, estaban tan concentrados en la tv que ni te notaron. Haneul debía dejar de engañarse a si misma.

𝐌𝐈𝐍 𝐘𝐎𝐎𝐍𝐆𝐈, 𝐑𝐄𝐀𝐂𝐓𝐈𝐎𝐍𝐒.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora