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ᴘᴇᴅɪᴅᴏ — minsg_1

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ᴘᴇᴅɪᴅᴏ — minsg_1

—¿Ya lo viste?

—¿A quién?—, preguntó Haru completamente distraída  mientras continuaba trabajando en su computadora.

—Al vecino nuevo, duh.

La joven soltó un bufido, no podía concentrarse en lo que hacía si su hermana seguía hablándole. Era estresante.

—Me estás molestando.

—Perdón—, hubo quince segundos de silencio, hasta que Hye soltó un chillido y volvió a hablar, logrando que Haru se cruzara de brazos resignada, —Es que he oído rumores, tu vecina de abajo dice que él es un idol, y escuché que todos dicen que es hermosísimo. ¡Necesito más detalles! ¿En serio no lo viste? ¿Ni siquiera en el elevador?

—No. Es que estoy ocupada. Tengo mucho trabajo. Y además ya tenes novio, ¿por qué querés otro?—, Hye hizo una mueca, Haru mantenía la misma expresión interrogante.

—No quiero que tu vecino sea mi novio. Amo  mucho a Jae, pero tampoco soy ciega. Solamente quiero saber quién es, y si es bonito, aprovechar con la mirada.

Haru inclinó su cabeza de costado, siempre hacía eso cuando no entendía algo.

—Olvidalo. Es que, no puede ser que yo ni siquiera viva en este edificio y me entere de las cosas antes que vos.

—No me gusta hablar con los vecinos. Me caen mal y me ponen incómoda—, eso era totalmente cierto, y todos lo sabían, porque Haru se los había dicho sin problema. Exceptuando a la viejita del 7D, Haru la consideraba sumamente agradable.

Estuvieron conversando por otras tres horas, pero como Hye tenía una cita con su novio tuvo que irse antes de la cena, y antes de dejar el departamento, como buena hermana mayor, le hizo prometer a Haru que cenara bien y que luego salga un rato para darse un pequeño paseo y así despejarse del estrés laboral.

Haru no tenía ganas, pero lo había prometido y ella jamás rompía una promesa. Lo primero que hizo fue ver qué tenía para cocinar, y la respuesta fue absolutamente nada. Lo único que tenía era comida chatarra y alguna que otra fruta medio podrida. En momentos así extrañaba vivir con sus padres y comer delicias siempre.

La joven no tuvo más opción que tomar su celular y enviar un mensaje a su restaurante favorito haciendo su pedido, de esa forma no tendría que hablar mucho con el empleado, lo único que debía decir era su nombre y entregar el dinero, eso sí podía hacerlo aunque hubiera mucha gente.

𝐌𝐈𝐍 𝐘𝐎𝐎𝐍𝐆𝐈, 𝐑𝐄𝐀𝐂𝐓𝐈𝐎𝐍𝐒.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora