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La mayoría de las personas sabrían identificar el momento en que su relación dejó de funcionar, tal vez había sido una discusión, algo que hizo el otro, una escena de celos o un tercero molestando

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La mayoría de las personas sabrían identificar el momento en que su relación dejó de funcionar, tal vez había sido una discusión, algo que hizo el otro, una escena de celos o un tercero molestando... Independientemente de la razón, si les preguntabas podían decirte el por qué.

Pero Jieun no.

No era capaz de identificar un instante en particular; todo siempre pareció un caos pero a la vez la abrazaba un calma helada, como si las piezas de su juego se hubieran movido lentamente, de forma sutil, provocando que las señales pasaran desapercibidas ante ella. Quizá eso explicaba cómo habían llegado tan lejos.

―Tienes que dejarlo ir, Ji. No puedo seguir viendo como te rompes―, susurró su mejor amiga mientras la abrazaba con fuerza.

Era la primera vez que dejaba salir todo lo que sentía bajo su piel. Nunca lloró cuando él gritaba o mentía, ni cuando discutían, tampoco le mostró sus lágrimas en las veces que la trataba mal o la ignoraba. Era cierto que si le preguntabas no podría decirte en qué momento se derrumbó su relación, pero sí podía decir cuál fue el instante en que decidió dejar de aferrarse al dolor.

―¿Puedo venir aquí cuando todo acabe?

―Sabes que sí. Puedes buscarme hasta en otra vida y siempre estaré a tu lado.

Sus maletas estaban junto a la puerta.
Él la observaba en silencio, viendo como tomaba su mochila y dejaba su juego de llaves sobre una mesa después de desbloquear la entrada. Tristemente, era una secuencia familiar para ambos, porque más de una vez amenazaron con abandonarlo todo. Si bien la escena no era nueva, su desenlace lo seria. 

Jieun no planeaba retroceder a sus pasos. Esta vez, estaba lista para irse.

―Sé que las cosas no están bien, pero puedo arreglarlo. No te vayas, Jieun.

Un sabor amargo subió a su boca, la cantidad de veces que había oído aquella afirmación parecía un chiste, sentía que sacaba sus frases de un gastado guión.

―Estoy harta de fingir que todo está bien.

―Está bien, está bien. Podemos solucionarlo igual que siempre, déjame hacerlo, ¿si?

―Cada vez que intentamos reparar esto solo lo empeoramos, Yoongi.

No importaba si fue por el estrés, problemas en el trabajo, un mal día, nada le daba el derecho de lastimarla tanto. No lo merecía y le tomo tiempo darse cuenta de ello. Quizás Jieun era más fuerte que Yoongi, ella podía resistir, tomar opiniones, problemas, manejar el dolor... pero el hecho de que podía hacerlo no significa que debía.

―Ya no tenemos otra oportunidad esperando por nosotros, se terminó.

Supo que era real al mirarla a los ojos. Nunca los vio así. Aunque estuviera cansada y lastimada, cada vez que Jieun se acercaba siempre podía ver un destello de esperanza en su mirada, pero ahora estaba vacío.

Su mirada no brillaba. No para él.

―Escucha, sé que soy un idiota que te lastimó. Me arrepiento demasiado, no debí descargar todo sobre ti, fueron estupideces, entiende por favor, nada de lo que dije fue en serio. Prometo que lo haré mejor, voy a cuidarte de verdad. Puedo solucionarlo, déjame hacerlo. Te amo demasiado.

―No.

―Jieun...

―¡No! Siempre dices la misma mierda, prometes que vas a ser mejor persona y tal vez lo intentas durante una semana, pero cuando notas que vuelves a tenerme asegurada a tu lado me tratas como basura de nuevo. Yo no puedo amar algo así.

Yoongi no dijo nada. Las palabras se perdieron en su garganta y solo quedó un insoportable dolor en su pecho. Ah, era la primera vez que la veía llorar.

Jieun intentó no hacerlo, pero sus lágrimas cayeron sin que lo notara. Limpió sus mejillas con su brazo, dejando su prenda mojada y Yoongi intentó acercarse pero no tuvo lugar, porque ella retrocedió.

―Tan solo déjame ir―, sollozo.

Tenía frío, su corazón estaba cansado, la cabeza le dolía y no podía apartar la mirada del suelo. Una sensación extraña recorrió su cuerpo, recordando la seguridad que solía sentir al pisar aquel lugar, que ahora ya no se sentía como su hogar. Ni siquiera sus recuerdos estaban libres de dolor.

―¿En qué momento perdimos esto?

―No lo sé. Pero no pienso perderme también a mi misma intentando recuperarlo.

Finalmente cedió. Le dejó ganar ese ridículo tira y afloja que llevaban. Y en esta situación, renunciar tal vez no significaba perderlo todo. Aún podía cuidar las últimas piezas de su pequeño y vulnerable corazón.

―Jieun, yo...

―Por favor no digas que me amas.

La puerta estaba abierta. El auto de su amiga esperaba frente a la casa, ya cargaba con todas sus pertenencias y le dedicó una última mirada y una triste sonrisa.

―Si en otra vida volvemos a vernos, hagamos las cosas bien desde el inicio, tal vez así podamos ser amigos.

Yoongi asintió ante tales palabras, sabiendo que guardaría esa promesa en su alma. Contuvo sus lágrimas. Aún debía aprender a amar, e iba a necesitar ayuda para arreglar todo lo que había roto, tanto en otras personas como en él mismo. Porque aquello no había sido amor, fue una relación tóxica donde el dolor se camuflaba detrás de los pequeños y buenos instantes.

―¿Te duele mucho?

Jieun suspiró profundamente antes de responder, ―Es extraño. Me duele el corazón pero siento que finalmente puedo respirar. ¿Tiene sentido?

―Claro, significa que vas a estar bien.

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no olviden seguirme, comentar, guardar la historia en sus bibliotecas, blah blah.

terminé de ver una peli triste y quería escribir algo más triste todavía, díganme, ¿salió bien? si no lxs hice llorar voy a esforzarme para la próxima porque tengo todas ideas tristes para próximos o.s. ¿prefieren eso o algo más soft y feliz?

anyways, ¡nos vemos a la próxima!

y tampoco olviden seguir mi instagram @/heysaturnb besitos chau chau 🏃‍♂️

𝐌𝐈𝐍 𝐘𝐎𝐎𝐍𝐆𝐈, 𝐑𝐄𝐀𝐂𝐓𝐈𝐎𝐍𝐒.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora