𝐌𝐈𝐍 𝐘𝐎𝐎𝐍𝐆𝐈, 𝐑𝐄𝐀𝐂𝐓𝐈𝐎𝐍𝐒.

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"MAYBE I LIKE YOU"

―Debes dejar de aparecer así―, susurró Aera con un tono recriminante mientras ayudaba a Yoongi a trepar por su ventana.

―"Mi casa es tú casa", ¿no me dijiste eso la primera vez que vine?

―Claro, lo usas sólo cuando te conviene, pero te envío a limpiar o ayudar en algo y de repente me desconoces―, protestó.

―También es bueno verte, princesa―, concluyó el chico, abriéndose camino por la -algo desordenada- habitación hasta dejarse caer sobre la cama de la pelinegra.

Min Yoongi y Park Aera llevaban siendo mejores amigos durante unos tres años, cuando Yoongi decidió cambiarse de instituto y tuvo la suerte de cruzar su vida con la de Aera. Desde entonces, eran inseparables.

También tuvieron la suerte de vivir relativamente cerca, y desde que descubrieron aquello a Yoongi se le hizo costumbre colarse en la habitación de su amiga, sin importar día u hora.

Tal y como sucedía ahora; en un martes a las tres de la mañana. ―¿Por qué no estabas durmiendo?―, cuestionó Yoongi.

Aera no se molestó en responder, se limitó a señalar con su brazo a un rincón del cuarto, donde estaba su escritorio lleno de fotocopias, libros y su laptop prendida.

―¿Acaso no pensabas dormir?

―Planeo ingresar a una buena universidad. No se pueden tener ambas cosas.

Yoongi puso sus ojos en blanco pero no pudo evitar sonreír. Con algo de timidez, Aera se acercó a la cama; eran buenos amigos y tenían la suficiente confianza, de hecho, la cercanía física era bastante común entre ellos, siempre se abrazaban y jugaban sin vergüenza, pero esta vez había algo que conseguía ponerla un poco nerviosa; no sabía si era el ambiente, cálido e íntimo, o simplemente la forma en que él la miraba.

―¿Me dejas un espacio?

―No. Ven aquí―, insistió el chico, extendiendo sus brazos hacia ella, observando con una divertida sonrisa como las mejillas de su mejor amiga se sonrojaban levemente.  ―No muerdo. Lo prometo.

Lo común habría sido que Aera rechazara la propuesta y lo golpeara para que dejara las bromas de lado y luego poder conversar relajadamente hasta el amanecer; sí, eso hubiera sido lo que cualquiera esperaría.

Así que, cuando Aera aceptó su mano y terminó recostada contra su pecho, ciertamente, ambos se sorprendieron.

Aunque, ninguno se quejó.

Yoongi mantenía una cálida sonrisa en su rostro y estaba algo avergonzado porque sabía que Aera podía oír los latidos de su descontrolado corazón. La rodeó con sus brazos, atrapándola en un abrazo y enterró su rostro en el cuello de la chica. Aera se acomodó como pudo, e instintivamente una de sus manos comenzó a acariciar el cabello de Yoongi. ―Esto es mejor que estudiar, ¿verdad?―, preguntó él contra su piel, haciéndole cosquillas.

Un pequeño sonido de afirmación salió de los labios de Aera y Yoongi la abrazó con más fuerza, sin llegar a lastimarla, claro está.

Parecía que nada era distinto, incluso retomaron la conversación que siempre tenían en madrugada y entre viejas anécdotas y preguntas tontas, Yoongi también le preguntaba si había cenado bien, si tenía frío o si deseaba dormir.

Parte de Aera lo sabía, las cosas seguían iguales; era la misma habitación de siempre, las mismas charlas sin sentido, y ellos también eran los mismos, sin embargo, otra parte de sí misma le decía que, aunque tratara de ignorarlo, todo había cambiado.

Sus sentimientos eran distintos.

Y siendo honestos, no era la única pensando en ello, Yoongi también lo había descubierto.

―¿Qué ocurre?

Su pregunta la tomó por sorpresa, intentó evitar su mirada pero fue difícil considerando que estaba atrapada bajo su agarre y una de las manos de Yoongi la sostenía del mentón, obligándola a alzar la cabeza un poco para poder cruzar miradas.

―No es nada, sólo...

―¿Qué? Dilo, no tengas miedo.

―Tal vez sea una tontería pero, es distinto. Esta vez... se siente como si las cosas fueran diferentes entre... nosotros―, murmuró. ―¿Por qué?―, susurró finalmente.

Yoongi le dedicó lo que, probablemente era, su sonrisa más brillante y adorable. La alejó un poco del abrazo, solo para cambiar la posición y ocupar sus brazos para alzarse sobre ella, sabiendo que era el momento adecuado para decirlo.

―Porque...―, comenzó a decir, rozando sus narices. ―Quizás, me gustas.

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lamento que sea tan cortito y feito:( mi cerebro está seco seco por culpa de la universidad 🙏🏼 y esa es la razón por la cual he estado inactiva, tengo muchas clases, lecturas y trabajos, etc etc

espero poder escribir y actualizar más seguido <3 me voy a esforzar porque tampoco quiero publicar cualquier cosa jajd así que paciencia xfi:(

lxs quiero y espero que nos veamos prontito ^^ ¡saludos!