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Abrió la puerta de la biblioteca con cuidado, intentando no hacer ruido alguno que pudiera delatar su ubicación a los molestos profesores que rondaban los pasillos atrapando a aquellos que, como ella, se saltaban las clases más aburridas

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Abrió la puerta de la biblioteca con cuidado, intentando no hacer ruido alguno que pudiera delatar su ubicación a los molestos profesores que rondaban los pasillos atrapando a aquellos que, como ella, se saltaban las clases más aburridas.

―Oh, tú de nuevo―, murmuró la bibliotecaria, a la mujer no podía importarle menos que los estudiantes perdieran las horas de clase, siempre que alguno se aparecía allí para usar el sitio como escondite, pretendía no verlos, pero claro, todo eso a cambio de una golosina de la máquina expendedora. Intercambio justo.
―¿De qué clase te escapas hoy?

―Historia del arte. Me olvidé la tarea―, respondió Haneul algo avergonzada pero manteniendo su sonrisa. ―Toma. ¡Ten una bonita mañana!―, exclamó dejándole un dulce sobre el escritorio para después perderse entre los estantes repletos de libros.

La pelirroja no solía saltearse muchas clases, todo lo contrario, asistía a la mayoría y apenas comenzó a ocupar la biblioteca como refugio hace un mes, normalmente solo evadia economía y educación física, sin embargo, en estos últimos días sus visitas eran más frecuentes, y había una razón para ello... ¡Min Yoongi! ¡Buenos días!

El chico soltó un suspiro agotado. Ni siquiera se molestó en alzar su mirada o mover su mano para devolver el saludo, sólo frunció el ceño y siguió escribiendo en su cuaderno.

Haneul no dejó que sus ánimos decayeran por esa reacción, es más, se sentía como un avance, ya que antes solía responderle con un "Déjame en paz". Sí, definitivamente estaban avanzando en su relación.

Dejó su abrigo en el suelo frente a ella, se sentó junto a Yoongi y, disimuladamente, mientras sacaba un par de cosas de su mochila, intentó espiar las letras que él copiaba en su cuaderno. ―¿Es eso poesía?

―¿Qué te importa?

―Pareces un niño―, le dijo soltando una risa algo tierna, ―¿Puedo leer? No lo parece, pero soy buena con la poesía.

―Tienes razón. No lo parece.

―Amargado.

―¿No deberías estar en clase?―, bufó algo molesto y al ver que ella aún intentaba espiar rápidamente dio vuelta las hojas y guardó su cuaderno.

―Siempre me dices lo mismo. Ya sabes que sí, y no soy la única. ¿Importa realmente?

Finalmente, Yoongi volteó a verla y se sorprendió un poco aunque tuvo que disimular. Parecía que Haneul había logrado levantarse un poquitín más temprano, ganando tiempo para finalmente peinarse y arreglar su uniforme, parecía otra persona.

―¿Qué me ves? ¿Otra vez me dejé pasta dental en la ropa?

Tuvo que reprimir una sonrisa.

―Sí―, mintió. Bien, tal vez debamos aclarar un par de cosas. ¿Acaso Yoongi encuentra a Haneul como alguien molesta e insoportable? Sí, aunque de la buena manera. A veces la cantidad de energía y optimismo que esa chica podía manejar a las siete de la mañana le parecía detestable. Pero no era nada personal. Esa solía ser la primera impresión que tenía de cualquier persona, y Haneul tomó eso como una esperanza para que con el tiempo, pudieran ser cercanos. Sin embargo, habían pasado tres semanas y Yoongi aún le decía "cucaracha". Aunque ahora, de vez en cuando, agregaba una sonrisa después de pronunciarlo. Y eso se debía a que, tal vez, últimamente disfrutaba un poco de su compañía, y quizás...todo aquello que le pareció agobiante e insoportable ya no le molesta, le parecía...tierno. Sí le tenía...cariño.

𝐌𝐈𝐍 𝐘𝐎𝐎𝐍𝐆𝐈, 𝐑𝐄𝐀𝐂𝐓𝐈𝐎𝐍𝐒.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora