―Sí―, respondo sin mirarla. A lo lejos puedo ver la espalda de Yoongi ingresando al instituto nuevamente, y antes de cruzar la puerta, y a pesar de la lejanía, encuentra mi mirada como siempre, y sonríe. ―Ya tengo que irme.
―Oh. Bien. ¡Adiós, después te llamo!
Saludo a Sook con mi mano y prácticamente me echo a correr por el campus. Debo apurarme y alcanzarlo antes de que entre al salón, porque una vez que ingresemos allí será mucho más difícil hablar con él.
Hay muy pocos estudiantes dando vueltas, eso es bueno, no perderé tanto tiempo intentando avanzar por los pasillos. Pero Yoongi no aparece por ningún lado. Se me hace poco creíble el pensar que ya está sentadito en detención; nadie se muere de ganas por ir allí. Sin embargo, retomo el camino al aula algo resignada.
Estuve dándole vueltas al asunto todo el fin de semana, y realmente esperaba hablar con él esta tarde, porque es el único que podría explicarme qué carajo ha estado sucediendo. Lo intenté buscar en internet, pero los resultados fueron incluso más catastróficos...
―Se nota que me extrañaste―, se encuentra recostado contra los casilleros. Eso me confunde. Pase por aquí dos veces y no lo vi.
―¿Cómo...?
Se encoge de hombros, ―Mi deber es encontrarte. Siempre. Con los años ya casi soy un experto, pero esta vez me ha tomado más tiempo de lo que esperaba.
Intento no demostrar mi nerviosismo, una cosa era imaginarme la conversación en mi mente y otra muy distinta es enfrentarlo en carne propia. Sí, es más jodido.
―¿Quién eres?
―Ya te lo dije.
―No. Me dijiste por qué estas acá, no me dijiste quién eres realmente. Al menos, no directamente.
Él sonríe y muerde su labio, ―Ya recuerdas mi nombre. ¿Verdad?―, se acerca a mí, con cuidado, y con el paso que él da yo retrocedo otros cuatro más. ―¿Qué ocurre?
―Quiero que seas sincero. Nada de frases doble intencionadas o lo que sea. Quiero saber la verdad, necesito saberlo... ¿Por qué parece que te he extrañado todo este tiempo sin siquiera conocerte?
―Porque estamos destinados―, bufo ante su respuesta, y él se da cuenta que no aclaró absolutamente nada así que decide comenzar a hablar, y por más extraño que sea, parece decir la verdad. ―Es complejo, Sunhee. Nuestra historia tiene miles de años, y yo recuerdo cada uno de ellos―, sonríe pero deja ver algo de tristeza en su mirada, ―Si tan solo prestaras atención en clase esto no seria tan complicado―, se queja rascando su nuca.
