—¿Minho? ¿Ya te levantaste?—, la voz de Haneul viajó por todo el departamento y como respuesta obtuvo un bufido exagerado. —Vas a llegar tarde, de nuevo—, insistió la muchacha dejando de desayunar para agudizar su oído y ver qué captaba. Ni un solo ruido, el niño seguía tirado en la cama, y parecía que el padre estaba de igual manera, —¡Yoongi!
El nombrado bufó tal cual que su hijo y dio una vuelta en su cama, Haneul negó con su cabeza sin creérselo, esos dos no tenían arreglo. Aún así, siguió desayunando en calma, la última vez se los había advertido a ambos. Ella no iba a ir corriendo detrás de ninguno para que se levantaran, si acababan llegando tarde no era su problema, ella ni siquiera trabajaba los miércoles.
—¡Ya son las siete!—, gritó para luego beber su café mirando la televisión, no había nada interesante. Se dispuso a morder una tostada cuando en el umbral de la puerta apareció Minho. Estaba despeinado, con el pijama y los ojos casi cerrados, sonrió ante tal imagen ya que era muy tierna.
—¿Tengo que ir hoy?—, preguntó con un puchero en sus labios, —Tengo sueño.
—Minho, ya hablamos de esto—, él suspiro derrotado, —Anda a despertar a tu papá así salen—, el pequeño frunció el ceño, ¿acaso no iba a llevarlo ella?, Haneul le sonrió. —Les dije la última vez, no pienso correr por nadie.
Minho soltó un quejido y caminó hasta la habitación de sus padres, arrastraba sus pies sin ganas y a veces se chocaba alguna pared. Se había dormido como a las tres, netflix no era un compañero sano en tiempos de clase, tendría que dejar el anime por un rato... Casi se ríe, tampoco estaba tan loco. Empujó la puerta de la habitación que estaba sumida en la oscuridad, —¿Papá?
—Mmh.
—Papá—, bostezó el niño acercándose a la cama, —Nos tenemos que ir.
—Bien—, contestó Yoongi sin haber oído lo que le decía, tenía mucho sueño y aún no sé había despertado del todo.
—Mamá nos va a matar—, murmuró subiendo a la cama, —Vamos, papá. Tengo muchas faltas.
Yoongi abrió un ojo y vio al pequeño acostado a su lado, se le cerraban los ojos y se acurrucaba contra la almohada. Casi muere de ternura.
—Entonces si ya tenes muchas supongo que una más no importa, ¿no?—, el niño negó y Yoongi lo cubrió con la frazada. —Perfecto, nos tomamos el día entonces—, él también volvió a recostarse y no tardó nada en dormirse nuevamente.
