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―PEDIDO

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―PEDIDO.

Su cuerpo tembló al enfrentarse a las frías calles de Seúl. Si bien adoraba el invierno y lo prefería por encima del verano, aún no se acostumbraba a este repentino cambio de estación, ni a las nevadas matutinas.

Se abrazó a si misma y siguió caminando por el estacionamiento para ingresar a la empresa donde trabajaba. Los días jueves eran los peores para ella, su horario era pésimo y, por arte de magia, siempre parecía que en esos días todo el trabajo del mes se juntaba para hostigarla hasta el momento en que regresara a su hogar. Demasiado caos.

―Buenos días, linda―, dijo Sook, su compañera y mejor amiga, una vez que entraron juntas al elevador. ―Es horrible, ¿no crees? Creo que tengo la depresión de cambio de estación. ¿Tú no? Es que...¡ugh! Ahora cuando entramos a trabajar ni siquiera es de día. Quiero regresar a mi cama. ¡Estaba tan cómoda, mierda!

Gia no dijo nada, pero estaba pensando exactamente lo mismo. Con la llegada del invierno, ahora amanecía mucho más tarde, y no era agradable ver que entrabas a trabajar con la noche y salías otra vez en compañía de la misma.

―Odio los jueves―, murmuró finalmente, y cuando las puertas del ascensor se abrieron en su piso, ambas bajaron y se separaron listas para liderar a sus empleados e intentar sobrevivir todas las horas restantes.

La mañana fue una tortura que pasó lentamente para ambas amigas. Leyendo documentos, firmando algunos otros, cerrando contratos e intentando abrir nuevos. Gia y Sook se movían de aquí para allá, cruzándose en pequeñas reuniones y cuando escapaban al baño para darse un respiro de cinco minutos.

Volvieron a verse durante el almuerzo. Donde comieron juntas y estuvieron quejándose del resto de sus compañeros de oficina hasta que Gia recibió una llamada. Rápidamente respondió, no porque fuese trabajo, sino porque era Yoongi quien estaba al otro lado de la línea. Eso logró bajar sus niveles de estrés y de enojo, al menos por un tiempo. Pues el chico le prometió que iba a ir a buscarla y saber que, al final del día podría ver el rostro de la persona que tanto amaba, se sentía con sus energías renovadas, y con su estomago y corazón llenos, volvió al trabajo.

La tarde era más tranquila en comparación a las primeras horas, pero todavía seguía siendo una pesadilla. Gia se sentó en su escritorio, bebiendo un café negro bien cargado, entre tanto leía unos documentos y los completaba. 

―¿Cómo vas?―, la puerta de su oficina se abrió y se asomó la cabeza de Mark con una sonrisa. ―Te veo muy tranquila para ser jueves, ¿le metiste vodka al café de nuevo?

―Fue una única vez―, suspiró avergonzada de aquel error que cometió cuando trabajaba como interna . ―Sabes, deberías preocuparte por Sook, es extraño que siga tan cuerda a estas horas, y no ha dejado su taza hace horas.

𝐌𝐈𝐍 𝐘𝐎𝐎𝐍𝐆𝐈, 𝐑𝐄𝐀𝐂𝐓𝐈𝐎𝐍𝐒.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora