𝐌𝐈𝐍 𝐘𝐎𝐎𝐍𝐆𝐈, 𝐑𝐄𝐀𝐂𝐓𝐈𝐎𝐍𝐒.

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―PEDIDO.

Desordenó su cabello con una mano y con la otra bebió un shot mientras sus amigos lo alentaban con tontas palabras y algunos gritos. Hace un par de minutos podíamos decir que Min Yoongi era el único sobrio en su grupo, pero eventualmente se puso al tanto y ahora los tragos iban haciendo efecto sobre su cuerpo y su mente.

Había pasado tiempo desde la última vez que bebió tanto. No le agradaba la sensación del líquido quemando su garganta pero sí quería olvidarse de sus problemas por un par de horas. Tragos y más tragos.

Descubrió que tenía un límite. Había una línea muy marcada entre la cantidad que debes tomar para divertirte y apagar tus sentidos y los tragos que necesitabas para que todos tus pensamientos te invadieran al mismo tiempo.

Eran las tres de la mañana cuando aquello le sucedió. Uno de sus amigos dormía sobre la mesa del bar, otro bailaba por allí y el más fuerte seguía bebiendo y gastando dinero. Yoongi, por otro lado, observaba el techo totalmente desconectado del resto, y fue cuando se dio cuenta de lo que sonaba a través de los parlantes del club.

Oh, esta era tú canción favorita. Podía reconocer tal melodía en cualquier lado. No era una canción muy larga, la letra tampoco eran tan interesante, pero en aquellos dos minutos tenía demasiados recuerdos.

Era la canción que sonó cuando la besó por primera vez; cuando bailaron juntos, era donde ella se paraba de su asiento desbordando energía y lo llevaba a bailar a pesar de que se quejara.

Yoongi odiaba bailar, pero cada vez que aquellos acordes sonaban extendía su mano para que ella lo guiara.

También se había aprendido las tontas letras en todas sus versiones porque ella las hacía sonar desde su celular cada vez que compartían auriculares, solía reproducirla cuando viajaban en coche o cuando no hacían nada más que estar acostados.

Ahora lo recordaba, la última vez que había bebido tanto fue con ella a su lado. Y también habían hecho sonar la misma canción. Ah, recordaba su sonrisa. Y aquella mirada... con cinco, tres o cero tragos encima nunca fue capaz de resistirse a esos ojos, y acababan tomando lugar en la pista, cantando como si estuvieran solos y bailando como si nadie los mirara.

Semejantes afirmaciones no coincidían con la personalidad de Yoongi, pero cuando ella estaba alrededor era como magia. Lo animaba a actuar. Pero desde que se fue, ya no tenía muchas razones para sonreír.

-Soy un maldito chiste.

-¿Ahora por qué?-, preguntó uno de sus amigos, el único que seguía de pie.

-¿Qué tan patético soy si comienzo a extrañarla ahora?

Kyung pareció pensar la respuesta y se acercó para hablarle sobre la fuerte música y gritos de la gente. -No eres patético. Solo tienes el corazón roto.

Quería reírse de si mismo. Desde que rompieron... Desde que rompió con ella, creyó haberla eliminado de su cabeza. No la había extrañado, nunca quiso volver a verla. Pero solo bastaron un par de botellas y la canción que ella amaba poner para que recordara cada pequeña sensación.

Sus besos, su toque, aquella risa y la manera en que lo hacía feliz.

Ahora admitía su error, porque comprendía todo lo que dolía. Esperaba que por estar con otras personas el vacío en su pecho se llenara pero solo alimentó su soledad.

No sabía qué hacer, pero tampoco tenía muchas opciones. La canción había terminado y ella no estaba allí. Decía no tener sentimientos, le dijo que su corazón se había apagado y que no sentía nada por ella. Ahora parecía que aquellas palabras regresaban a él como una especie de karma, porque se encontraba soñandola despierto.

Estaba cansado, adolorido y su corazón necesitaba un descanso. -Agh, ¿Kyung? Pidamos otro trago.

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PEDIDO de anónimo.