Capítulo 50 Dejarla ir

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*Un año y siete meses antes*

Polis, Sanctum

Las cosas que nosotros menos esperamos que sucedan terminan sucediendo de alguna u otra manera. En ocasiones parece ser tan inevitable que cuando nos damos cuenta es demasiado tarde.

No era su plan nada de aquello en el momento que decidió irse de la Tierra, ella no tenía pensado que terminaría varada en un planeta y conocería a personas que en ese momento se habían convertido en alguien importante para ella; tampoco era su plan irse por tanto tiempo y ahora habían pasado posiblemente más de tres años.

Por obra del destino o su estupidez, aún no está muy segura de ello, en esos momentos se encontraba sosteniendo un pequeño bulto en sus brazos.

Era simplemente increíble, aquel dulce e inocente rostro había sido el causante de una de las mayores estupideces de Kara y eso es algo que solo la misma Kara lo sabía.

Una hija, eso era lo que sin duda Kara nunca espero tener cuando salió de la Tierra. Ella solo quería encontrar paz y sanar su corazón, lo que estaba funcionando hasta que la noticia de la existencia de ese pequeño angelito le llego.

Ahora sus planes, si es que tenía alguno habían cambiado drásticamente; ya no podía simplemente volver a la nave en la que vino y largarse, ya no podía huir así como así.

Las posibilidades de regresar a la Tierra eran mínimas, su lugar era con su hija y ahí es donde permanecería aunque su corazón estuviera a millones de kilómetros de ahí.

El bulto en sus brazos empezó a retorcerse un poco captando la completa atención de Kara, cuando la mirada de la Kryptoniana se topó con su hija se encontró con la imagen más tierna que nunca antes había visto; Astra comenzaba a despertarse tratando de abrir sus ojos y soltando un pequeño bostezo, estiro uno de sus brazos cerrando sus manos en un puño. Cuando Astra logro abrir sus ojos, Kara no pudo evitar sonreír al ver aquel iris azul un poco grisáceo.

-Hola, pequeña princesa- decía la Kryptoniana llevando su mano a la mejilla de su hija y acariciarla.

Astra al escuchar la voz de su madre soltó un suave suspiro y sonrió volviendo a cerrar sus ojos.

La pequeña Astra había sido el único acierto seguro de Kara durante los últimos tres años, pues aunque no esperaba la llegada de su hija y sin duda fue una enorme sorpresa, amaba a su pequeña desde el primer momento en que supo de su existencia.

Kara siempre quiso ser madre; durante mucho tiempo esa idea parecía cada vez más lejana, pero cuando comenzó su relación con Lena, ella realmente anhelaba tener pequeñas copias de Lena corriendo por su departamento y sería una completa mentira decir que aún no soñaba con ello, a pesar de todo lo que había pasado.

Hoy en día, Kara seguía pensando en Lena. Su corazón había sanado, no al cien por ciento, pero ya no le dolían los recuerdos y ahora pensar en su hermosa ojiverde solo le traía nostalgia y algo de tristeza, pero cero dolor.

Solo había una cosa que aún no podía desaparecer y eso era el enojo, había momentos en donde sus dudas volvían a su mente y no podía evitar sentir la rabia crecer dentro de ella. ¿Algo de lo que vivió junto a Lena fue cierto? ¿Realmente nunca la amo? ¿Por qué la dejo por James? ¿Qué tenía James que ella no podía darle? ¿Por qué Lena no confiaba en ella? ¿Por qué la dejo y le rompió el corazón de esa manera?

La Lena que dejo a una Kara destrozada y sin ninguna explicación clara aquella noche no era la misma de la cual se había enamorado; su Lena era honesta y valiente, no una cobarde que huyo sin dar una razón para hacerlo.

Product Of The Union (SuperCorp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora