El Legado de Rapsodia (Temporada 2) [Eldarya]

Capítulo 78: Una nueva era.

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"Jamás se descubriría nada si nos considerásemos satisfechos con las cosas descubiertas."

 Séneca, Lucius Annaeus

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Muchas veces se había preguntado cuál era su destino... Hasta hacía tan poco solo pensaba en el ahora, en lo que vivía y en lo que había dejado atrás, pero en ese momento, cuando esa espada palpitaba en su mano tras toda la sangre absorbida, tras toda la muerte dejada a su paso, tras ver a sus pies a aquella enemiga retorcida en el dolor y agonizante, tan solo en ese momento, Kumiko supo la respuesta a esa interrogante de la cual jamás había visto luces de resolución... Con el cuerpo ardiente y cubierto con los rastros de aquellos que había derrotado, cerró los ojos y los alzó al cielo sintiendo el frío de aquellos copos de nieve en su piel tirante... respiró hondo, sintiendo el aroma del hielo y el metal, y escuchó el viento acariciar las lomas y los picos de las montañas, y así mismo percibió la presencia de aquel tras ella. Entonces bajó la mirada, aquella yōma gemía y se arrastraba intentando alejarse de ella... enterrando las garras en la nieve con desesperación, luchaba por alejarse de quién la había dejado convertida en esa masa de carne roja... Y ahí Kumiko volvió a suspirar, al final el verdadero monstruo no había sido nunca Ling-su, el verdadero monstruo siempre había sido ella...

—En tu siguiente vida —dijo la nian—, espero que seas más afortunada.

La criatura le miró con el rostro bañado en lágrimas, abrió las fauces en un rugido... pero no hubo tiempo para más... Con un limpio movimiento de su espada, Kumiko le decapitó... Y esa última muerte, esa última alma enviada al encuentro de su parca, hizo que su espada se terminara por romper... Grendel quedó libre sintiendo el frío del invierno de Xian-Tzi sobre su cuerpo musculoso y asesino, Kumiko y él se miraron, por primera vez, directo a los ojos, hasta ese momento ella había creído que aquel que había costado la vida de tantos, si llegaba a quedar libre, le asesinaría como a sus predecesores, sin embargo, aquel demonio antiguo, no hizo nada de lo que siempre había pensado, todo lo contrario, le miró... con lástima, y dando la media vuelta, comenzó a alejarse en dirección a las zonas escarpadas, quizás en busca de algún lugar en donde resguardarse, quizás en busca de un lugar en donde estar alejado del mundo tal como siempre debió de haber sido... Por su parte, suspirando, Kumiko bajó la mirada y observó, con los brazos cayendo sin fuerza a los costados, la nieve roja que se extendía a sus pies.

—Solo dame unos minutos más —pidió a aquel que estaba tras ella. Y aquel se lo concedió.

Una fuerte explosión se había elevado hasta los cielos, el cristal se había teñido completamente de rojo y eso mismo se había alzado hasta lo alto hasta llegar al cielo, fue ese el momento en que el Pulso Escarlata se volvió a manifestar, tiñendo todo a su paso con aquel color sangrío... extendiendo su aliento de caos por toda región, grieta y ser viviente... Ahora ya no solo fueron aquellos maestros entendidos en alguna arte los capaces de verlo, ahora fue hasta el más pequeño niño que, de manos de sus padres, apuntó a lo alto sintiendo escalofríos, en lugares como en el Cuartel General de Eel, por ejemplo, vieron como su Cristal se volvía escarlata y la eidolón de su interior, Garuda, se alzaba y elevaba por la cúpula protectora hasta proyectarse en el exterior de la cámara del orador... Muchos de los que se percataron de ello se estremecieron, aún más cuando comenzaron a escuchar una melodía proveniente desde los mismos confines de la tierra, aún más cuando cada ser draconiano gimió movido por un miedo incomprensible... estaba claro, mientras veían como extrañas imágenes se contraponían a su rededor, que el mundo que hasta ahora conocían estaba cambiando...