El Legado de Rapsodia (Temporada 2) [Eldarya]

Capítulo 55: Mi vida es tuya.

•• <<────≪•◦✧❁✧◦•≫────>> ••

"Sino quieres que te rompan, no deberías dejar que te vean en el suelo".

Ramiz Karaeski

•• <<────≪•◦✧❁✧◦•≫────>> ••

.

Solo habían pasado poco más de 5 minutos desde que aquella muchacha se había presentado, quizás un tiempo pequeño e insignificante en comparación con la vida de un ser de larga vida, sin embargo, ese pequeño fragmento dedicado a eso... se había convertido en un episodio tenso y tenebroso para Tyreence... Los Abisales, según lo que le decía Yamandria, habían sido alguna vez miembros de la Orden de Caballeros, aquellos que habían estado en la cúspide de su generación, los admirados y temidos números unos... hasta ese momento, él siempre había pensado que el mayor enemigo que tenían ante ellos era Ishtar y sus planes aún tan difíciles de comprender, no obstante, ahora que él lo veía con sus propios ojos y lo sentía en sus propios huesos, podía decir con seguridad de que habían horrores mucho mayores... que habían estado conviviendo con males aún más grandes y que, escalofriantemente, la figura como gran enemigo de Ishtar se empequeñecía...

Ahí estaba entonces Cynthia du Lac, la abisal de sur, sonriente y con un aura calmada pero aterradora, una yōma tan letal como desconcertante por su apariencia delicada y angelical, mientras que a su lado, su pareja, un nécromon progenitor, Dauf, le acompañaba en intimidación y poder.

—Es verdad que he vivido huyendo de mi pasado desde que dejé mi antiguo nombre y lugar entre los caballeros, pero sé perfectamente lo que puede suceder si no hacemos algo —comentó Yamandria sacando de sus pensamientos bruscamente a Tyreence—. Así que si la abisal del sur no quiere pelear entonces todavía tenemos opción de sobrevivir —ella le miró de soslayo—. Hay que derrotar en primer lugar a su compañero.

—Lo comprendo... pero... —Tyreence apretó con fuerza la empuñadura de su espada—, ¿podremos hacerlo?

—No, para derrotarlo necesitaremos el poder de otra persona más, ya te lo dije, a pesar de ser una ulfhednar fui entrenada como una paladín del tipo defensivo, necesitamos de otro del tipo ofensivo que haga de tu soporte, alguien que sea capaz de atravesar ese cuerpo duro. Y según lo que puedo sentir, hay alguien así debajo de esta construcción, ¿o me equivoco?

Tyreence pensó unos segundos entonces, recordando aquella cacería de la Progenitora, se dio cuenta que esa tenía que ser Sile, la fuerza que ella tenía, la potencia de cada una de sus estocadas... seguro que ella podría atravesar la coraza de aquel monstruo. No obstante...

—Pero Sile... —murmuró Tyreence—, su condición debe ser terriblemente inestable... he estado intentando percibirla y... no sería extraño que pudiera despertar en cualquier momento...

—También lo puedo sentir, seguro que fue torturada tanto física como mentalmente —añadió Yamandria haciendo que el sidhe apretara los dientes con impotencia—. Escucha, voy a contener a ese tal Dauf mientras bajas y la rescatas, si llegas demasiado tarde recuerda tu deber como Caballero, debes liquidarla.

—Sí... lo entiendo... —murmuró Tyreence—, pero... ¿podrás...?

—No me subestimes, no he mostrado todo mi poder aún, incluso si soy del tipo defensivo —Yamandria le miró sobre un hombro mientras avanzaba unos pasos—, fui la paladín número 10 de la primera generación. ¡Ahora vete! ¡No tenemos mucho tiempo!

Tyreence asintió y, dando la media vuelta, comenzó a correr a gran velocidad hacia el agujero que había dejado Dauf con anterioridad, al mismo tiempo, aquel progenitor dejó escapar un rugido y se abalanzó hacia ellos en un intento de detener al sidhe, arrojando también una lluvia de barras del interior de su boca, no obstante, elevando nuevamente su aura, entrando en modo berseker, así como dejaba salir el poder draconiano en su interior, Yamandria se interpuso en su camino bloqueando cada uno de esos ataques, para luego, dando un giro deteniendo con el escudo en su espalda una barra de mayor tamaño, reforzó sus piernas y dio un salto elevándose varios metros, y así, posicionándose a un costado del ser, alzar su espada y arrojar una estocada hacia el rostro de Dauf.