Spin-off: Afilada como un rayo.

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"Rompió el profundo sueño de mi mente un gran trueno, de modo que cual hombre que a la fuerza despierta, me repuse; la vista recobrada volví en torno ya puesto en pie, mirando fijamente, pues quería saber en dónde estaba".

(La Divina Comedia - Dante Alighieri)

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Macedonia, ciudad de Babilonia (1895 a.C):

Bajando lentamente los papiros que revisaba, Asbjøn los depositó sobre la mesa y dirigió sus dorados ojos hacia aquella abertura que quedaba entre su sala de trabajo y las habitaciones, Lance corría de un lado a otro completamente desnudo mientras que Mozah, aquella fiel sidhe y nodriza de los niños, le seguía con una manta de algodón en un intento infructuoso de vestirlo.

—¡En serio lo digo! —exclamó finalmente aquella hada deteniendo en seco su persecución, su largo cabello peinado en finas trenzas se agitó en su espalda haciendo sonar las piedrecillas que lo adormaban—, si no te vas a la cama ahora no cocinaré ese manjar a base de maíz que tanto te gusta.

—Pero... pero... —murmuró Lance con expresión desamparada, en un intento de encontrar apoyo, dirigió la mirada hacia su padre quien, alzándose de hombros, alzó un papiro fingiendo volver a trabajar, inflando las mejillas al ver que no tenía ayuda en ese recurso, recurrió a alguien más, hacia su madre quien, devolviéndole la mirada, simplemente le sonrió—. Está bien... voy a dormir...

Mozah sonrió victoriosa, envolvió en la tela al pequeño niño y, alzándolo en brazos, lo llevó hacia las habitaciones desapareciendo luego tras una cortina de cuencas. Por su parte, soltando un suspiro, Asbjøn se declinó en la silla dejando caer finalmente los documentos de Etemenanki que estudiaba.

—Después de dos horas intentando bañarlo... pensé que no se rendiría... —comentó el valkiria.

—Pero Mozah domó a la bestia —sonrió Ziva sentándose en el marco de la ventana, mirando desde ahí la ciudad nocturna bajo el mandato del rey Nimrod—. Quiero una copa de vino...

Asbjøn arrugó el ceño y se giró hacia ella con una mirada llena de reproche, entonces aquella dragona cobriza soltó una carcajada al tiempo que se llevaba las manos a la abultada panza.

—Tranquilo, solo volveré a beber cuando nazcan estos pequeños.

—Por favor, no vuelvas a beber... —suspiró él.

—Tranquilo, esta vez prometo ser más gentil.

—¡Ziva!

—¡No puedes negar que te diviertes bastante cuando me emborracho! —comentó ella aguantando una carcajada.

—¿Qué puedo hacer...? Soy un hombre después de todo... —murmuró él ruborizándose—, pero no esperaba que te embarazaras otra vez...

—¿Te arrepientes?

—¡Nada de eso!

Ziva sonrió con dulzura y volvió a mirar hacia el exterior, el viento tibio agitó su larga melena cobriza llenando de pequeños destellos su piel canela.

El Legado de Rapsodia (Temporada 2) [Eldarya]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora