Capítulo 35: Encarnación antigua.

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"Todos los finales son también comienzos. Simplemente no lo sabemos en el momento".

Las cinco personas que conocerás en el cielo - Mitch Albom

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>>-Kilian -dijo Edea sentada en su sillón favorito, en su verdadera apariencia, con su cabello negro ondulado y sus ojos rojos, imagen que, solo en la tranquilidad de sus aposentos, se atrevía a revelar, puesto que a todo el resto de Macedonia ella seguía siendo una dragona aún en proceso de crecimiento... Entonces ella, mirándole con una media sonrisa, mientras se cruzaba de piernas, sonrió a aquel niño que le miraba de pie en el salón-. Tú eres la única hada la cual ha recibido entrenamiento directo de mí, tus poderes son formidables, incluso contra los magos y brujas más fuertes, sin embargo, desde que Etwal se fue, veo en tus ojos que quieres más poder, entonces será inevitable que salgas a pelar contra aquellos que signifiquen un desafío para ti, pero debes recordar una cosa, hay brujas contra las cuales no debes jamás luchar: mi vieja amiga Zorela de Acad, la explosiva Ishtar de las Tierras Baldías del Sur, tu superiora Beratos la de los Fríos vientos del Norte, y, finalmente, yo misma...<<

Kilian se estremeció, alejándose unos pasos de Tyreence, observó a aquella mujer que, bajo aquella suave nevada, le observaba con esos ojos que solo a él solía mostrar, puesto que él sabía que, incluso en la presencia de Beratos y Etwal, aquella dragona ocultaba su verdadero ser, su verdadero poder draconiano que, en los sidhes avalarianos, había quedado como el reducto de su herencia en las venas de su especie...

-"Conozco... conozco esta presencia abrumadora..." -pensó el rey de Ávalon estremeciéndose-. "Este maana... esta fragancia... todo esto que jamás podría olvidar..."

-Ha pasado tiempo, Kilian -habló entonces aquella mujer, luego sus ojos se movieron en otra dirección con una expresión serena, Kilian se giró, viendo como Bahamut observaba a aquella dragona de hielo como si estuviera a punto de desplomarse por la impresión-. También estás aquí, mi buen amigo Bahamut... díganme, ¿cuántos meses han pasado desde lo de Etemenanki?

-Maestra... eso es... -murmuró Kilian volviéndose a concentrar en aquella mujer.

Un viento frío sacudió el lugar e hizo remover la nieve del suelo... Edea arrugó el entrecejo y miró en rededor, su expresión se volvió seria y por un segundo entristecida, entonces ella volvió a sonreír con resignación.

-No... esto es diferente... ¿es esto una fascinante corriente mágica del tiempo? -ella alzó una mano y se la observó-. No, esto es retroceso en el tiempo, ¿verdad Bahamut?

El dragón bajó la mirada apretando los puños, sus ojos ardían... quería llorar pero... ¿no sería peor para ella? Por otra parte, Kilian simplemente había dejado libre las lágrimas al estar nuevamente ante aquella que había, y aún amaba, como si fuera su propia madre...

-Si es así entonces... -Edea cerró los ojos-, yo no soy más que una ilusión del pasado, ¿verdad? -ella se tocó el pecho y luego, volviendo a mostrar sus ojos carmesí, estiró una mano en torno de la cual arremolinaron pequeños copos de nieve-. Y el tiempo que me permite existir en este lugar como esta ilusión es... muy poco...

-¡Mary... Mary! -exclamó aquella musa sacudiendo a su compañera, suplicándole que cortara el flujo del maana que estaba siendo succionado, no obstante, aquella kitsune no reaccionaba-. "No, ella ya no puede canalizar su maana... ¡¿Qué clase de broma es esta?! ¡¿Cómo es posible que esa mujer de verdad sea la leyendaria Bruja de las Tempestades del Este?!" -ella dejó a su compañera en el suelo y se puso de pie-. Debo ir a avisarle de esto a la ama Ishtar, solo espera un poco, Mary...

El Legado de Rapsodia (Temporada 2) [Eldarya]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora