Capítulo 60: En una noche nevada. Parte II.

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"Nadie puede evitar enamorarse. Tal vez uno quiera negarlo, pero es posible que la amistad sea la forma mas frecuente de amor."

Stieg Larsson

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Alzando ese trozo de pastel en el platillo, Laoidheach introdujo el tenedor en él y, llevándose un gran trozo, se lo introdujo a la boca... Al instante sonrió feliz al sentir como ese delicioso sabor se extendía por su boca, y volviendo por un segundo trozo, vio como Caleb, sentado a su lado, extendía una mano para coger una de las galletas que ella había apartado para él, siendo entonces, con un rápido movimiento, que le goleó con el cubierto.

-¡Laoid! -protestó él sobándose la mano-. ¿Por qué me pegaste?

-Querías robaste una de mis galletas.

-Solo quería probarlas... ¡No puedes estar golpeando a tus amigos todo el tiempo!

-Solo los golpeo cuando se lo merecen -añadió ella volviéndose a llevar otra provada del pastel a la boca-. ¡Está delicioso!

Caleb suspiró y, resintiendo el dolor en el dorso de su diestra, se reclinó en el sillón y alzó la taza con té entre sus manos... Ya llevaban un mes con esa rutina, desde aquella noche en que había entrado al dormitorio de Laoidheach, habían acostumbrado a compartir la hora del té juntos, en el dormitorio de ella. Laoid ya no se mostraba a la defensiva con él, compartían, reían y hablaban de diversas cosas, no obstante, seguía golpeándolo en situaciones como esa... se sentía feliz por tener una amiga, pero así como ahora lamentaba que la salamander tuviera tanta fuerza...

-De verdad está exquisito -volvió a decir Laoidheach llevándose otro trozo de la torta a la boca-. Sé que no te gusta cocinar, Caleb, pero cada día estás haciéndolo mejor.

-No es la gran cosa... solo sigo las recetas al pie de la letra -él suspiró y sonrió luego divertido frente al entusiasmo de la niña-. Además tengo que hacerlo, es la única manera de satisfacer tus gustos únicos. Por ahora estoy bien con los dulces, otro tipo de comidas escapan de mis capacidades.

-Estoy segura que si te lo propones podrías hacer hasta mis almuerzos -dijo Laoid sirviéndose otro gran trozo de pastel-. Eres mucho más listo de lo que pareces.

-¿Gracias? -rio Caleb. Sí, Laoidheach ya no lo rechazaba, pero seguía golpeándolo y burlándose de él cuando podía, por lo visto no podía pasar a una amistad pacífica tan pronto, tendría que ser paciente.

-¿Pero sabes? -sonrió Laoid mirando ese trozo de torta en el platillo entre sus manos-. Estoy muy feliz, después de haberte dicho que quería comer un pastel de fresa tú trajiste uno cocinado por ti.

-Sinceramente -dijo Caleb doblando y apoyando un codo en el apoyabrazos del sillón y descansando el mentón en la palma-, aunque no quiera admitirlo, estoy disfrutando de esto, además también me encanta comer golosinas y las fresas, así que querer aprender a hacer dulces fue la excusa perfecta para irrumpir en el territorio sagrado de la cocinera Fenila.

-Ya veo -rio Laoidheach.

-Además, solo por dejarte comer algo delicioso, ¿puedo pedirte que limpies esta habitación desordena?

-¡¿Qué...?! -Laoidheach miró en rededor, los cojines desparramados por todas partes, los juguetes y libros que jamás había leído más del título... sí, todo era un desorden... pero lo que más le desconcertaba, era que Caleb tuviera ese sentido del orden y responsabilidad tan marcado... no cabía duda que era un señorito de la alta nobleza avalariana... Rayos, quería golpearlo... y lo hizo.

El Legado de Rapsodia (Temporada 2) [Eldarya]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora