El Legado de Rapsodia (Temporada 2) [Eldarya]

Spin-off: Firme como la piedra.

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"Hay tres cosas que todos los hombres sabios temen: el mar en la tempestad, una noche sin luna, y la ira de un hombre amable".

Patrick Rothfuss - El temor de un hombre sabio.

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¿Qué quién soy yo? Pues responder a esa pregunta significa una gran complejidad, la razón radica en que seguro no hay otro tan, y perdonen que ocupe la misma palabra, complejo ser como yo, y no se trata de pasado o vivencias, o de mi gran perfección inigualable o hermosura incomparable, ser yo es una tarea que seguro nadie sería capaz de soportar, mis destrezas y habilidades crean la envidia de cualquiera, y si piensan que es arrogancia lo siento por ustedes, solo soy sincero y les ahorro el trabajo de analizarme, soy único y sorprendente, esa es la simple verdad, así que aclaro que la complejidad de mi persona no radica en mi innegable perfección, sino en las circunstancias en que llegué a convertirme en rey... en definitiva, en como ella pudo aceptar todo lo que estoy diciendo sin decirme: Lunático.

Todo esto sucedió unos 1300 años antes de que conociera a la damita, es decir, a la joven Edea de Titania; en aquel entonces era seguro el hombre más buscado en todos reinos y ciudades-estados por las cuales había pasado; era duro, resuelto y, por encima de todo, temerario, una vida de... ejem... actos que iban en contra de las leyes de un pueblo, explicado como cosas que podían causar problemas a otra persona... me habían hecho amasar varias veces (y perder otras tantas) una considerable fortuna.

No crean que esto me hacía un criminal... odio esa palabra... simplemente la vida me había llevado a eso, pero dado que jamás había sentido rechazo hacia los humanos, no fue extraño que mis primeros 600 años de vida los experimentara entre ellos, y en medio de esa vorágine de seres que comenzaban a alzarse como unas criaturas con poder, aprovechar las oportunidades era una forma de supervivencia, y yo era bastante bueno en lo mío.

Mis padres me abandonaron al poco tiempo de haber dejado el cascarón, por lo que criado en los callejones se Menfis, no tardé en aprender las artes de la pelea y el robo, habilidades que me fueron bastante útiles a lo largo de los años. Siendo muy joven embarqué varias veces en los navíos que cruzaban el mar rojo y el Nilo, habiendo recorrido hasta el cansancio los reinos de Tuggurt-Arabia de la reina Ziva, de los Cobrizos, y Giza-Egipto del rey Amuth, de los Ocres, casi en todas las tierras macedónicas sobreviví robando, mintiendo y jugando, pero no fue sino hasta en una mesa de juegos donde conocí a la persona que cambiaría mi vida... Además de mí, conocido en las calles como El Gigante Forajido, había otro... está bien, digámoslo así... criminal que intentaba igualarse en conquistas, que era tan famoso y buscado como yo, le llamaban el Tahúr Místico, nadie conocía su verdadera identidad, mucho menos su rostro o su voz, casi siempre era una sombra en los callejones o una brisa cálida en la nuca, por lo que, cuando supe que estaba jugando una partida de senet con él, me sentí competitivo, no solo estaba en juego el botín que entre tantos habíamos conseguido, sino que también estaba el honor con el cual contábamos, único real valor dentro de ese mundo oscuro y competitivo.

No puedo decir que salvé airoso de ese juego que tanto nobles como reyes egipcios realizaban, pues he de admitir que fui derrotado por paliza... la humillación fue grande y aún más dolorosa cuando vi partir mis tesoros, no obstante, no hay dragón que deje ir sus riquezas así como así, por lo que tragándome los deseos de golpear a ese sujeto enclenque que se iba con mi botín, le permití dejar la casa de juegos en la que estábamos para así no ensuciar el ya mancillado honor de ladrones que tenía y, cuando ya todos parecían haber olvidado mi derrota, salí a las calles en busca de ese sujeto envuelto en telas negras y máscara de bronce en el rostro... Estaba dispuesto a recuperar lo que era mío y a su vez obtener una compensación al respecto... o al menos esa era mi intención...