Capítulo 58: La gran duda.

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"No se dice rompí a comer o rompí a caminar. Rompes a llorar o a reír. Creo que vale la pena hacerse añicos por esos sentimientos".

Albert Espinosa

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Feng Lee se detuvo unos segundos mirando un punto fijo de la mesa... ¿qué estaba haciendo...? Su ojo izquierdo palpitaba y sus músculos los sentía tensos... se sentía demasiado irritado y solo quería salir de ahí, no obstante... ¡¿por qué carajo seguía haciendo lo que ella decía?!

—¿Qué estás esperando? —preguntó aquella nian sentada ante esa mesa, sin alzar la mirada del libro que revisaba, volvió sobre su petición—. Lleva esos libros al estante y colócalos en el tercer anaquel.

—¿Por qué...?

—¿Cómo que por qué? —ella elevó sus escarlatas ojos y se cruzó de piernas, con actitud incuestionable e impotente, respondió—. Porque yo te lo comando.

Si de verdad fuera posible, Feng Lee creyó que su cabeza explotaba... ¡¿pero qué rayos pasaba con esa mujer?! ¡¿Quién se creía que era para darle órdenes de ese tipo?! ¡Ya llevaba dos horas yendo y viniendo, buscando y devolviendo libros, y ella solo estaba ahí como una gran señora moviendo uno de sus finos dedos mientras que él corría a su antojo como si fuera un esclavo... ¡maldición! ¡Era un noble, un sacerdote, un paladín y, aunque ella no lo supiera, un príncipe! ¡No tenía por qué estar haciendo esas cosas! El fenghuang le dedicó una mirada asesina a aquella chica, alzó los libros entre sus brazos y se encaminó al estante que ella le había señalado y, mientras los acomodaba, siguió con sus descargos mentales... ¡Además se supone que debería estar haciendo una búsqueda importante! ¡Se supone que estaban ahí intentando descubrir lo que realmente estaba planeando hacer Ishtar, en ese lugar donde había un gran número de textos procedentes de la Torre Blanca que había existido durante el tiempo de Cocoon, se supone que podrían encontrar algunas respuestas! ¡Pero ahí estaba él haciendo algo que no le correspondía, perdiendo el tiempo! Maara les había dicho que recibirían ayuda de un erudito sobreviviente de Cocoon, él de verdad quería conocer a tal personaje que podría ser incluso más viejo que la malik Ziva... ¡pero si seguía en ese lugar jamás lo vería! Feng Lee acomodó el último libro en su lugar... y palideció... al final había acomodado todos los libros según lo que ella le había dicho... ¡Diablos! Tenía que irse de ahí lo antes posibles o su orgullo quería más que pisoteado en el suelo.

—Lo siento, ya no puedo seguir con esto, señorita, debo volver a mi trabajo —replicó el médico girándose de golpe.

—Hay un libro rojo con letras doradas a tu derecha, tráelo hasta aquí.

—¡No tengo por qué hacerlo! —exclamó él cogiendo el texto y encaminándose hacia la mesa—. ¡Si desea, señorita, conseguir algo de esta biblioteca, hágalo usted misma! —concluyó dejando el libro ante la nian... y ahí se congeló... no podía ser... lo había traído sin darse cuenta... entonces, sintiendo que su cuerpo ardía por la molestia, apoyó las amnos en la mesa y miró fijamente a aquella mujer—. ¡Esto definitivamente no es normal!

—¿Sí? —dijo ella con toda calma sacando de una bolsita de papel un especie de caramelo que se echó a la boca.

—¡Sí! ¡¿Cómo es posible que esté obedeciéndola en todo lo que dice?! ¡¿Es una súcubo?! ¡¿Está usando sus técnicas de seducción conmigo?!

El Legado de Rapsodia (Temporada 2) [Eldarya]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora