El Legado de Rapsodia (Temporada 2) [Eldarya]

Capítulo 33: Responsabilidad inamovible.

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"Hermosa tú, yo altivo; acostumbrados una a arrollar, el otro a no ceder; la senda estrecha, inevitable el choque".

Libro de los gorriones - Gustavo Adolfo Bécquer

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Tyreence miró su vaso vacío y, estirando la mano hacia la botella de hidromiel, la cogió para rellenar el recipiente, no obstante, tras alzarla unos centímetros, se dio cuenta que ya no había más en su interior, buscó con la mirada alguna otra pero... ¿ya se habían bebido las cinco que la doncella había traído...? Luego volvió a mirar su vaso y se reclinó en la silla... Todo esto... le tenía la cabeza dando vueltas...

Kilian había terminado de hablar de aquello hacía unos minutos, sentado ante esos dos hermanos, se había mantenido en silencio en espera de la reacción de sus hijos, Caleb se había mostrado especialmente tranquilo, le había oído arrugando el ceño en un par de ocasiones para luego seguir escuchando sin hacer otra cosa que mirarlo cuando algo no parecía ser claro para él, en cambio Tyreence había interrumpido en más de una vez, pidiéndole que le explicara con detalle algunos puntos para luego volver a sumirse en el silencio. Kilian había intentado ser lo más claro posible, les había relatado esa capacidad de dividir sus almas cuando conocían a la persona amada y producir un intercambio de mitades cuando se producía la aceptación mutua de los sentimientos del uno por el otro... Y tras eso, sus hijos aún parecían aturdidos... ¿Habría sido demasiado...? Él suspiró y se revolvió el cabello de la nuca, quizás tendría que volver a explicar todo una vez más...

-Entonces... -dijo de pronto Tyreence haciendo que Kilian diera un brinco en la silla, escuchar la voz de su primogénito lo asustó-. Las mitades de alma intercambiadas se mantienen dentro cuando escoges a tu pareja Wee, sin embargo, cuando ésta muere o la pierdes por diversas razones, el alma dada por él o ella empieza a consumirse por el enlace roto, comenzando a contaminar la parte de alma que queda en el hada y, justamente por eso, se peligra con convertirse en nécromon, y para impedir que esto ocurra, solo la fuerza de voluntad y las verdaderas ganas de vivir son las que harán que el fragmento del alma que quede, sobreviva a la muerte inminente de la mitad recibida y se purifique... ¿entendí bien?

-Sí... -asintió Kilian-, por mucho tiempo se creyó que no existían segundas oportunidades, que la pérdida de la pareja Wee era una causa de muerte inminente debido a la conversión... pero recientemente se descubrió que la verdad había sido transmitida de forma incompleta desde nuestros ancestros de Tuatha Dé Danann... pero es un hecho que Salamander, Anjanas, Asrai, Dones D'aigua, Fennetten, entre otras razas de hadas, contamos con esta habilidad y al mismo tiempo posibilidad de enfrentar una pérdida... Realizar el Enlace no es una condena como se creía, siempre hay esperanza...

-Así que... el dolor y el miedo... ¿sólo era una respuesta instintiva a la división del alma...?

-Sí... -asintió Kilian al ver que la mirada de Tyreence comenzaba a iluminarse... Ese muchacho al fin había comprendido todo, su hijo... su muchacho, había tomado una decisión-. Nuestro instinto de supervivencia nos dice que dividir el alma puede ser peligroso, de ahí el terror al proceso, de ahí la inseguridad y el miedo, pero una vez que se acepta el Enlace todo comienza a andar mejor.

Tyreence se puso de pie de golpe, Kilian le miró y sonrió, podía ver las lágrimas asomarse por entre las pestañas de su hijo, pero no eran lágrimas de tristeza o miedo... eran de felicidad, y de esa forma, sin que ese chico tuviera que decirle nada, aquel sidhe alzó una mano y la agitó diciéndole que podía irse, Tyreence le sonrió en respuesta, giró sobre los tacos de las botas y corrió hacia la puerta saliendo al exterior de aquel privado, una vez solos, Kilian se reclinó en la silla y suspiró... Jamás había pensado que tener esa conversación sería tan agotador... cuando Helena le había hablado de ello no había parecido ser tan difícil... Bueno... Helena no había sido muy delicada en verdad...