El Legado de Rapsodia (Temporada 2) [Eldarya]

Capítulo 42: Equipo Nightwish.

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"En la vida, ser desafiado es inevitable, ser derrotado es opcional". 

Roger Crawford.

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Desde hacía un tiempo que Maara había advertido que en cualquier momento podrían ser emboscados, tras los eventos pasados donde se habían tenido que enfrentar a mercenarios y al gremio de ladrones, es que ellos estaban preparados para un posible encuentro, no obstante, habían estado constantemente angustiados frente al hecho que Caleb estaba enfrentando ese periodo de desvanecimiento, por suerte, y la elfa lo pensaba mientras alzaba una mano, presta a poner en uso todos los buff que durante todo ese tiempo había desarrollado y fortalecido para ser una real Amortiguadora de su Equipo, las cosas habían cambiado, tras tantos meses, al fin tenían la fuerza que requerían además que, aquel que era el centro de todo, había vuelto, con eso no podían dejarse vencer.

—¡Atentos! ¡Ahí vienen! —exclamó Freelander.

Desde los rincones de las callejuelas, emergieron los primeros mercenarios a toda velocidad, Laoid, plantándose con aplomo en primer lugar, preparó sus armas presta a dar el primer golpe de respuesta.

—¡Atenta Laoid! ¡Hay que proteger a nuestro príncipe! —exclamó Feng Lee poniéndose en guardia.

—¡Vaya príncipe es el que tenemos! —rio la salamander.

Adelantándose algunos metros y, girando su katana derecha, golpeó con la parte plana los estómagos de esos dos primeros mercenarios, aventándolos por los aires hasta estrellarlos contra un muro en la lejanía. Caleb y Feng Lee dieron un respingo al ver aquello... ¡¿quién rayos era Laoidheach?! ¡¿Un Ulfhednar?! Con su delgado cuerpo y pequeñas manos... ¡¿De dónde sacaba tanta fuerza?! Entonces ella, resoplando para luego dedicar una media sonrisa, apoyó la punta de una de sus espadas en el suelo y miró hacia el frente mientras su melena comenzaba a ondular al tiempo que liberaba pequeñas lenguas de fuego. Aquel primer contraataque, fue la muestra del poder de aquel Equipo que se presentaba abiertamente al mundo.

—Pero qué actuación —comentó el arquero que había arrojado las flechas de fuego anteriores—, esa ha sido una excelente presentación, aun así no me puedo rendir tan fácilmente, incluso para alguien como la Samurái Flameante, defenderse de ataques a distancia, más todos los otros ataques, es imposible.

Diciendo aquello, preparando la flecha bañada en verbena, se dispuso para atacar, y así, con una sutil pulsación de aura, sus otros compañeros le imitaron, alzaron sus arcos y, al unísono, atacaron apuntando hacia aquella joven de escarlata cabellera, Laoid alzó la mirada viendo venir esas saetas bañadas en magia y veneno, seguramente hechas de hierro, pero no se movió, se mantuvo en ese lugar y, cuando estaban a menos de un metro de ella, una ráfaga de viento se movió veloz a su rededor deteniendo aquellas flechas en el acto, haciéndolas caer al suelo en un canto metálico y estridente, mientras que la última de ellas, permanecía en la diestra de quien, moviéndose como el rayo, las había bloqueado solo con sus manos desnudas...

—Qué cálido recibimiento... —dijo Feng Lee apretando con fuerza la mano y partiendo en dos la flecha—, pero me vi obligado a intervenir, ¿tengo razón al pensar que si están jugando con nosotros es porque están dispuestos a morir?

—Si ese es el caso —añadió Maara con una serie de símbolos rodeando su mano derecha extendida, los rastros que mostraban el buff de velocidad que había usado en Feng Lee permitiéndole moverse tan rápidamente sin haber usado ni una pizca de chi—, no hay razón para que nos contengamos, ¡comencemos!