Capítulo 11: El engaño de la bruja.

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Capítulo 11: El engaño de la bruja.

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"Nada es real. Todo es permitido". Ezio Auditore.

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Ciudad de Eda, reino de Lund' Hamulgar (norte de Jade):

El día estaba frío, la noche anterior había llovido torrencialmente y, así como el clima estaba, con aquella sensación gélida colándose hasta los huesos, seguramente la temporada de nevadas iniciaría pronto, por lo que el conductor de la carreta estaba de verdad ansioso por llegar a su aldea después de un largo periodo de ausencia, cargando aquellas grandes cantidades de heno para los animales y así enfrentar la temporada cruda del invierno. Por su parte, aquel pasajero que había recogido hacía dos días atrás en el camino casi muerto por el hambre, parecía dormir tranquilamente en la parte de atrás, no obstante, cuando aquel cruce ya se presentaba ante él, el campesino disminuyó un poco el trote de sus Rawist y miró hacia atrás a su compañero de viaje.

-Joven, ya hemos llegado al cruce del que le hablé.

El pasajero se removió sobre los fardos de heno y, tras estirar los brazos de forma perezosa, se sentó alzándose un poco el borde de la capucha vieja de lana roída, dirigiendo sus ojos carmesí hacia el horizonte, a lo lejos, con las montañas Rolaheim tras ella, se alzaban los muros de aquella ciudad fortificada. Bueno, tal parecía que el trabajo del que debía encargarse ahora sería en un lugar algo complicado... así que realizándole un gesto al campesino para avisarle de que se bajaría, se despidió de él enormemente agradecido y emprendió la caminata hacia la Eda, mientras a su espalda la carreta se alejaba en dirección contraria. No pasó mucho tiempo antes que aquel viajero divisara la enorme fila que se apostaba ante la gran puerta de entrada a la ciudad... ¿estaban inspeccionando? Él resopló y miró de reojo el largo bulto que llevaba en la espalda, había escuchado que la seguridad de aquella localidad era estricta, pero no se esperaba que fueran así de minuciosos... ¡Diablos...! De verdad es que hubiera preferido ahorrarse esos inconvenientes... Por lo que respirando profundamente, el sidhe se paró en la fila y esperó pacientemente a que llegara su turno el cual, tras una larga hora, se presentó, en la cual vio a muchos viajeros sacados a los costados por los soldados para ser llevados a los calabozos al ser reconocidos como criminales y otros, llanamente, obligados a volver por dónde venían amenazados con ser apresados si insistían, por la simple razón de "no encajar en el perfil ideal que la ciudad necesitaba entre los suyos", así que, mentalizándose a que la situación seguramente sería difícil, él avanzó quitándose la capucha de la cabeza revelando su larga melena plateada cogida en una coleta alta, parándose con una sonrisa inocente ante el inspector.

El Legado de Rapsodia (Temporada 2) [Eldarya]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora