Capítulo 62: La luz en la oscuridad.

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“Sólo se ve bien con el corazón, lo esencial es invisible para los ojos"

 Antoine De Saint Exupéry

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El viento soplaba con fuerza... las sombras se movían en medio de un resplandor anaranjado y el olor al humo, el agua y la sangre llegaban a sus pulmones... Él avanzaba, la suela de sus botas hacían crujir la arena que se esparcía sobre los adoquines... ¡Ah! Conocía esos adoquines... esos patrones regulares y geométricos eran los que se extendían hasta el Templo de Entrenamiento Militarizado Shinsok... Con el maestro Feng Son más de una vez había caído rendido por la fatiga, suplicando un vaso con agua y su cama para poder dormir largo y tendido... pero ahora el escenario que recordaba era muy distinto... todo estaba en ruinas y aquel resplandor anaranjado se daba cuenta que correspondía al fuego... Taigon... su ciudad natal en el Imperio de Xian-Tzi estaba ardiendo en llamas...

Feng Lee se detuvo... con el corazón agolpado en el pecho, giró hacia el norte... en la dirección en la cual debería estar el Palacio Imperial... y ahí, con la garganta apretada, comenzó a correr con todas sus fuerzas, llevando el shinsok al límite, más allá de lo que alguna vez le había enseñado Kumiko...

En el camino vio los muros derrumbados, las pagodas destruidas y las fuentes escupiendo agua roja...

No... por favor, que alguien que le dijera que nada de eso estaba pasando...

Con los ojos ardiendo por el asomo de las lágrimas, él siguió adelante, atravesó los paseos de los cerezos que ahora solo eran siluetas de carbón incandescentes, cruzó las enormes puertas de madera roja que ahora a duras penas permanecían en pie adheridas a sus goznes y avanzó por el gran patio ceremonial... Y ahí se detuvo... había cuerpos de soldados regados en todas direcciones... todos ellos... muertos... Él siguió avanzando... siguió caminando sintiendo que el aire desaparecía en cuanto entraba a sus pulmones... se sentía ahogado... y de pronto, a los pies de las escaleras que ascendían a la construcción... vio a alguien tendida sobre los peldaños...

—Laoid... ¡Laoid!

Él gritó con todas sus fuerzas y corrió hacia ella... temblando de terror y dolor, la cogió entre sus brazos y la giró... ¿qué era eso...? Por qué... ¿por qué ella estaba tan fría...? Le tocó el rostro y luego posó una mano sobre el vientre de la salamander... esa herida... ¿quién le había hecho aquello...? Llorando por dentro puesto que sus lágrimas no lograban salir al exterior, él dejó a la joven tendida ahora en el suelo en una posición más cómoda, le acarició el escarlata cabello y se inclinó sobre ella besándole la frente, luego se puso de pie y comenzó a ascender por las escaleras... Lo sentía, quién había causado todo eso estaba allí arriba... y así siguió solo queriendo poder estrangularlo con las manos, arrancarle el corazón... Reunió chi en sus extremidades y se prestó a atacar a quién fuera... Y nuevamente su corazón pareció detenerse en su pecho... en torno al corredor exterior habían dos cuerpos... Kumiko y... ¿Feng Liu...? Él habría corrido hacia ellos pero ya no podía más con ese dolor... respirando hondo... reanudó su camino obligándose a no ver a aquellos que yacían sin vida... subió al corredor y penetró en el interior del palacio... Solo había estado en su interior un par de veces cuando su padre, Feng Zhidong aún vivía... ahora todo le parecía tan extraño... perturbador... viendo esos pilares verdes y niveles que desembocaban al interior delimitados por barandas de madera roja que enseñaban exquisitos tallados...

El Legado de Rapsodia (Temporada 2) [Eldarya]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora