Capítulo 46: El Cónclave draconiano.

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"Amor y deseo son dos cosas diferentes; que no todo lo que se ama se desea, ni todo lo que se desea se ama".

Don Quijote de la Mancha - Miguel de Cervantes

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Nueva Albión – Capital de Ávalon (al atardecer):

Tras varios días de extrema tensión, en donde las carreras yendo de un lado para otro se habían hecho comunes con tal de dejar todo preparado y dispuesto para ese momento, Kiria Eldër vio ante ella la gran puerta que daba a la sala del Trono de Plata del Diamond Pálás... Si ella estaba nerviosa y asustada por lo que vendría, ¿cómo estaría el rey de Ávalon?

—Respira hondo —dijo entonces Ryuhwan Hun, líder de la Escuela de Caballeros y miembro del Consejo Real—, no solo eres la representante en este Cónclave de todos los Paladines, también eres la mujer del rey, si él te ve así, ¿cómo crees que reaccionará?

La strigoi miró a su derecha, ese sidhe purasangre estaba muy recto mirando fijamente la puerta, la verdad es que nunca se habían llevado bien, la relación entre ambos siempre había sido en medio de discusiones y miradas asesinas, no obstante, fuera de sorprenderse de que aquel hombre estirado supiera de su relación con Kilian, algo que hasta ahora habían mantenido en reserva, agradecía aquellas palabras tan políticamente correctas... Ryuhwan tenía razón, Kilian había pasado por mucho en el último tiempo, partiendo con la revelación de su ascendencia draconiana... hasta llegar ahora, donde el futuro de uno de sus hijos sería decidido por terceros...

—Te agradecería que por ahora, paladín Hun, me seas de verdad un apoyo. —habló ella tomando aire para así recuperar el temple que sentía perdido.

—Siempre estuvo en mí darte apoyo, pero a mi mala suerte, paladina Eldër, no me escogiste.

Kiria resopló, nunca había sabido si las insinuaciones de aquel hombre eran verdaderas, no obstante, así como ahora, jamás habían sido de su importancia, y al parecer él lo sabía, ya que la sonrisa divertida que él dibujó en sus labios le hizo finalmente volver a ser la misma de siempre, ahora se sentía lista.

Kiria avanzó hasta la puerta y la abrió de par en par, al instante vio a Kilian de pie frente a la ventana contemplando el horizonte anaranjado con una expresión llena de angustia... ya estaba en sus ropajes reales, incluso con la capa ceremonial sobre los hombros. Las tres doncellas que le ayudaban a vestirse se apartaron de él cuando vieron a la escolta del rey entrar y, realizando una reverencia, se encaminaron a la salida...

—Los reyes draconianos ya están esperando en sus respectivas salas, dentro de pocos minutos Jeanne d'Arc comenzará a hacerlos pasar al gran auditorio —informó Ryuhwan Hun.

Kilian asintió y se giró... entonces vio a Kiria alzar la corona desde su descanso y, tras acercarse a él, alzarse unos centímetros para colocársela en la cabeza... Los ojos de ambos de quedaron fijos los unos en los otros, mientras ella volvía a su lugar, bajando lentamente sus manos hasta pasar rozando sutilmente con las yemas sus mejillas. Kilian recibió esa caricia cerrando sus ojos... su corazón se sentía tan pesado... tan inquieto... aún no podía creer que estaba a punto de entrar en una reunión como esa...

—Debemos irnos... —dijo entonces la vampiresa.

Kilian abrió los ojos y vio a esa mujer ante él, así que, alzando las manos, la cogió de la cintura y la acercó, la abrazó con fuerza impregnándose de su aroma, para luego apartarle los cabellos, besar su cuello y, finalmente, posar sus labios en los de ella... Kiria sintió que el valor que había recuperado se esfumaba un poco, sintiendo la vulnerabilidad en aquel hombre, le abrazó de vuelta y respondió a aquel beso con urgencia... llevaban días separados por todo lo que sucedía, y así como ella necesitaba de él, sentía que él también necesitaba de ella...

El Legado de Rapsodia (Temporada 2) [Eldarya]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora