Capitulo 3: Primer año: Las elecciónes

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Remus estaba bastante seguro que estaba soñando. O que se había ahogado en ese espantoso lago y esto solo era su cerebro inventando cosas antes de que muriera. Estaba parado en un corredor de piedra enorme, del tamaño de una catedral. Estaba lleno de estudiantes, todos vestidos en túnicas negras idénticas – aparte de sus corbatas – e iluminado por velas. No cualquier tipo de velas – estas velas estaban flotando de verdad. Podría haber aceptado aquello; podía ser un buen truco con las luces, algo que tuviera que ver con alambres. Pero luego miró hacia arriba y casi grita. No había techo – tan solo el vasto cielo nocturno tendido sobre ellos, nubes grises colgantes y resplandecientes estrellas.

Nadie más parecía interesado, salvo la niña pelirroja – Lily – y otros cuantos chicos. Remus asumía que debían tener padres muggles también. Remus tenía su uniforme ahora, y se sentía mejor de estar vestido como todos los demás. Todos los estudiantes se sentaban a lo largo de las mesas del banquete, bajo los estandartes de su casa. James había explicado emocionado las diferencias entre cada casa, muy para el disgusto de Sirius y Peter, ambos convencidos de que acabarían en el lugar equivocado. Remus no sabía si estar nervioso o no. No sabía cuánto le iba a importar; probablemente lo iban a echar después de la primera clase de todos modos. Mientras más tiempo pasaba entre magos más se convencía de que no podía ser realmente uno.

La Profesora McGonagall, una delgada mujer de rostro severo que había guiado a todos los de primer año al corredor ahora se encontraba parada frente a un banquillo, sosteniendo un sombrero viejo y desaliñado. Esta era la prueba de la cual James les había hablado. Se tenían que poner el sombrero, y entonces de algún modo iban a ser seleccionado en una de las casas. Remus miró a cada uno de los estandartes. Ya sabía que no iba a terminar en Ravenclaw; no si tenías que ser listo. No le agradaba mucho el que tenía el tejón – no eran animales precisamente emocionantes, especialmente comparados con serpientes. Le gustaba el color verde, también, si todo se reducía a elegir un color. Pero entonces, James y Peter se habían mostrado muy entusiastas por Gryffindor, y viendo que eran las únicas personas que habían sido amigables con él hasta el momento, no le molestaría ir con ellos.

Un niño llamado Simon Arnold fue el primero en ser llamado. El sombrero fue colocado sobre su cabeza, cubriendo la mitad superior de su cara. Remus se preguntó si olía tan mal como se veía. Matrona siempre había sido una maniaca de las liendres, y esperaba que ninguno de los chicos que fuera antes tuviera. Simon fue prontamente seleccionado a Hufflepuff, la casa del tejón, ante un aplauso tumultuoso.

Sirius Black fue uno de los primeros de su grupo en ir, y se veía positivamente nauseabundo mientras se aproximaba al banquillo. Hubo unos cuantos abucheos de la mesa de Slytherin – algunos de los estudiantes mayores le estaban gritando. Dos mujeres jóvenes con masas de rizos oscuros y los mismos pómulos elevados y labios pronunciados que Sirius, que estaba ahora temblando en el banquillo. El corredor estuvo callado unos momentos mientras el sombrero se mantuvo en la cabeza de Black. Entonces el sombrero chilló.

—¡Gryffindor!

Unos momentos de aturdido silencio antes del aplauso esta vez. McGonagall gentilmente levantó el sombrero de la cabeza de Sirius y le dio una pequeña, rara sonrisa. Él se veía completamente horrorizado, lanzando una mirada desesperada a la mesa de Slytherin, donde las dos chicas exclamándole siseaban, con los ojos entrecerrados. Se levantó y caminó lentamente hacia los Gryffindors, donde fue el primer nuevo estudiante en tomar su lugar bajo los estandartes rojo y dorados.

La selección continuó. Lily también fue colocada en Gryffindor, y se sentó sonriendo de oreja a oreja junto a un Sirius con pinta muy miserable. Cuando finalmente fue su turno, Remus aún no podía entender de qué se trataba todo el revuelo. No le gustaba mucho que digamos tener los ojos de todos encima mientras caminaba hacia adelante, pero hizo su mejor esfuerzo y lo ignoró. Hubiese metido las manos en sus jeans encorvándose, normalmente, pero en su nuevo y raro uniforme no hubiera tenido el mismo efecto.

All the young dudes - españolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora