Capitulo 33: Segundo año: Descubrimientos

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Después de la marca del juego de Gryffindor vs Slytherin, se sintió como si el tiempo se estuviera acelerando para Remus. Parte de esto fue porque el balance se había restaurado en su dormitorio. James era el héroe una vez más, la racha rebelde de Sirius estaba de vuelta y a máximo flujo, Peter ya no estaba caminando de puntillas alrededor de ellos, y Remus no tenía paz ni silencio para nada — aunque apenas podía quejarse sobre esto.

Como si estuvieran tratando de recuperar el tiempo perdido, James y Sirius pasaron las semanas finales del invierno con un renovado ánimo para bromas y travesuras. Pasaron la mitad de su tiempo bajo la capa de invisibilidad, conjurando maleficios a estudiantes desapercibidos en los pasillos, asaltando las cocinas causando molestias en el comedor. Por lo menos tres o cuatro noches a la semana salían con el mapa de Remus para hacer trazos del castillo — aunque la mayoría de las veces volvían con sus brazos llenos de dulces de Honeydukes. Peter a menudo trataba de acompañarlos, pero Remus necesitaba todo el sueño que pudiera conseguir.

Sus lunas de Enero y Febrero no fueron buenas. Ninguna fue tan mala como la de Diciembre, que lo haya dejado tan obviamente herido, pero ninguna fue del todo placentera. Madam Pomfrey estaba implacable en su búsqueda por encontrar una solución — en Enero trató desaparecer sus uñas (‘solo temporalmente, tu sabes, las tendrás de vuelta en la mañana’) pero esto no detuvo a las garras de crecer una vez que la transformación tomó poder. Remus estaba en parte aliviado por esto, ya que había planeado desaparecer sus dientes la próxima vez.

En Febrero, intentó asegurar sus brazos y piernas con esposas mágicas para que dejara de hacerse daño. Se disculpó extremadamente por estas medidas — incluso más cuando volvió en la mañana para descubrir que se había dislocado ambos hombros rompiendo uno de los grilletes. Él estaba muy cansado para preocuparse.

Mientras que participaba en menos bromas que el año anterior, Remus decidió sumergirse en sus estudios. Secretamente, Remus esperó poder tomar ventaja de la determinación de Sirius y James de no enfocarse en su trabajo escolar. Él quería ser el mejor de Historia de la Magia de nuevo, y sabía que tenía un buen chance — no solo es; sus notas habían estado mejorando mucho en Transformación, Herbología y Astrología también, y por lo menos tenía una oportunidad de estar entre los tres mejores.

Hechizos y Pociones aún le pertenecían a Lily Evans, pero quería cerrar la brecha entre los dos lo más posible. Así, finalmente superó su miedo a la biblioteca, y pasaba casi cada hora libre que tenía ahí, completando ensayos y revisando. Su lectura había mejorado un buen poco — todavía era lento si no usaba el hechizo, pero se dio cuenta que la práctica constante le ayudaba a reconocer las letras mucho más rápido que antes.

Lily estaba muy a menudo en la librería también, y después de un par de días de saludarse con la cabeza cortésmente a través de los escritorios, Lily juntó sus cosas y fue a sentarse junto a él. Se llevaron bastante bien, ya sea leyendo calladamente o haciéndose preguntas sobre bastantes puntos.

Inevitablemente, Lily fue la segunda persona después de Sirius en descubrir el secreto de Remus.

— ¿Por qué haces eso? —preguntó, mirándolo curiosamente.

— ¿Hacer qué?

—Cada vez que abres un libro, pones tu mano sobre él y rascas tu cabeza con tu varita.

—No, no lo hago. —Remus bajó su varita, culpable.

—Sí, lo haces. —Dijo Lily, calmadamente, con una pequeña sonrisa en sus labios, —murmuras algo también. ¿Es un hechizo?

—Em.

—Oh vamos, dime—¿tiene que ver con los libros? ¿¡Es así como entiendes todo más rápido que yo!?

All the young dudes - españolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora