Capítulo 182: 1991

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Sábado, 9 de Marzo de 1991

— ¡¿Has visto mi varita?!

— No.

— ¡Mierda!

— ¿Dónde la dejaste la última vez?

— Si supiera que no estaría buscándola ¿No?

— Está bien, está bien, tranquilízate — Grant salió del baño oliendo a pasta de dientes y Pantene. Remus casi había volteado la sala de estar en su búsqueda. Se paró en medio del desorden, pasando sus dedos ansiosamente por su cabello.

— Tengo un millón de hojas de examen para corregir hoy, realmente la necesito...

— Hazlo sin magia, como el resto de los mortales, — Grant se encogió de hombros, levantando los cojines del sofá para ayudarlo a mirar.

— No puedo, realmente necesito mi varita... — Remus bufó, mirando debajo de la mesa del televisor.

— Es una pena que no haya un hechizo para encontrarla, eh, — se rió Grant. Luego vio el rostro de Remus, y se puso serio, levantando su mano, — Ok, no te preocupes, la encontraremos... bien, la última vez que la usaste... eh... cuando se apagaron las luces, anoche, ¿recuerdas?

— ¡Oh sí! — Remus corrió al dormitorio. Habían tenido cortes de energía al menos dos veces por semana durante el último mes; Remus pensó que todo había terminado ahora que los mineros habían vuelto al trabajo, pero aparentemente no.

Su varita había rodado debajo de la cama. La agarró, aliviado y la apretó con fuerza en su puño. — Gracias a Merlín. — Se susurró a sí mismo.

— ¿La tienes? — Grant preguntó, mientras Remus regresaba a la sala de estar. Grant estaba arreglando el desastre que Remus había dejado. Remus agitó su varita triunfalmente, y la habitación se reordenó. Grant hizo un ruido de sorpresa y deleite. — ¡Uf, que tipo tan inteligente! —. Él sonrió.

Remus le sacó la lengua y fue a organizar su pila de papeles.

— Aún no entiendo por qué necesitas tu varita, ¿Acelera las cosas o algo así?

— No, la necesito para leer, — respondió Remus, sentándose en la pequeña mesa del comedor para trabajar.

— ¿Eh?

— Hay un hechizo que me ayuda a leer, — dijo Remus, — nunca aprendí a leer bien en St Edmund's.

— ¿No sabes leer? — Grant puso sus manos en sus caderas, mirando a Remus con incredulidad.

— Bueno, puedo leer un poco... — dijo Remus, saltando a la defensiva, — No muy bien, las palabras se mezclan, no sé por qué.

— ¡Oh! — Grant dijo, sentándose a su lado. — Eres disléxico.

— ¿Soy qué? — Remus le frunció el ceño. Nunca antes había escuchado esa palabra; sonaba como un hechizo.

— Disléxico. Solían llamarlo ciego a las palabras. No hay nada de malo en tu coeficiente intelectual, es la conexión entre tus ojos y tu cerebro o algo así... Leí algo sobre eso cuando estaba estudiando Educación. Estoy tratando que lo acepten en el trabajo, creo que a algunos chicos necesitan un poco de ayuda, pero el gobierno cree que tan solo son muy tontos.

— Sí, eso es lo que me dijeron a mí. — Remus frunció el ceño. "— .. espera, ¡¿Entonces es algo real?!

— Por supuesto que lo es, — Grant se encogió de hombros. — ¡Que increíble que tengas un hechizo para eso, enséñamelo!

Remus lo hizo, pero por supuesto no había mucho que ver, y no podía hacérselo a Grant. Hizo una nota mental para buscar sobre la dislexia cuando tuviera algo de tiempo libre, si es que llegaba a descubrir cómo diablos deletrear esa estúpida palabra.

All the young dudes - españolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora