Capitulo 28: Segundo año: Suposiciones

1.1K 138 59
                                    

¿Cómo demonios podías librarte de un matrimonio? Se preguntaba Remus, camino a las mazmorras el Domingo en la tarde. Estaba solo; Lily le había pedido que revisara la poción en la que estaban trabajando una vez más antes de entregarla al día siguiente. Personalmente creía que exageraba, pero estaba culposamente consciente de que Evans había hecho la mayor parte del trabajo.

El problema de Sirius había estado dando vueltas en su cabeza todo el día. James les había encargado idear una solución para Navidad, pero Remus no podía imaginar que cosa podrían hacer. Nunca antes había pensado sobre compromiso, o matrimonio, u honor familiar. Esas eran cosas de adultos. Niños de trece años seguramente no tendrían por qué preocuparse por este tipo de cosas. Pero entonces, el supuso, al dar la vuelta al final de las escaleras, que niños de doce años tampoco deberían preocuparse por transformarse en un monstruo una vez al mes.

Suspiró pesadamente, empujando la puerta para abrir el salón de Pociones. Para su desagrado Severus Snape estaba ahí, revolviendo su propia poción. Sus ojos se encontraron, y Remus se congeló por un momento, antes de encuadrar los hombros, levantar su barbilla y caminar directamente a su propio calderón, decidiendo ignorar al otro chico.

Pero no pudo evitar notar que el color de su poción era ligeramente diferente a la de Snape, lo que no podía ser un buen signo. La suya era un vacío azul rey, mucho más oscuro de lo que debía ser. Snape obviamente también se dio cuenta.

—Tienes que agregar más lavanda —dijo, con su voz nasal, sin levantar la mirada de su calderón, que seguía revolviendo. —Por lo menos otra cucharada.

—Si, como no. —Remus frunció el ceño, —Como si fuera a tomar consejos tuyos.

—Difícilmente arruinaría la poción de Lily, ¿cierto? —escupió Snape de vuelta.

Remus consideró esto. Era cierto que a pesar del comportamiento degradable de Severus en general, la única cosa que los merodeadores sabían de él era que haría casi cualquier cosa por Lily Evans. Era raro, pero Remus no era quien para juzgar la rareza de nadie.

Echó una cucharada de lavanda y la revolvió. Inmediatamente, la poción tomo un color más pálido, un tinte celeste, y surgió un encantador aroma de ensueño. Snape hizo un presumido sonido de click con la lengua, y cerró la tapa de su propio calderón, preparándose para irse.

— ¡Hola Sev! —una voz surgió desde la entrada, —Oh, Remus…

Era Lily. Se veía un poco avergonzada. Remus frunció el ceño.

— ¿Creí que quedamos de acuerdo que yo iba a revisarla hoy?

—Em, sí, lo hicimos… solo estaba…doble chequeando. —sus mejillas, usualmente pálidas estaban de un color rojo brillante.

— ¿No creíste que vendría?

Snape resopló, burlonamente, mientras se dirigía a la puerta. Remus resistió las ganas de arrojar la cuchara a la espalda del chico de cabello graso. Lily no se dio cuenta, ya había cruzado la sala, y estaba mirando su calderón.

—Bueno, siempre estás con muchos castigos, —dijo diplomáticamente. Severus se precipitó fuera del salón. —Oh wow, se ve mucho mejor que esta mañana. ¿Le hiciste algo?

—Agregué más lavanda.

— ¿En serio? Genial, se ve perfecta ahora.

—Bueno... —se frotó la nuca, mirando la puerta. Snape estaba fuera de alcance y no podía escucharlos. —Seh, creí que necesitaba un poco, supongo.

—No queda nada por hacer, entonces. ¿Vas de camino a la sala común?

—Si.

Caminaron juntos. Lily estaba de buen humor,

All the young dudes - españolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora