Capitulo 51: Tercer año: The man who cried wolf

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Día de Navidad, 1973

La peculiar conversación nocturna con Philomena le había hecho reevaluar su ansiedad sobre tener novia. Su habilidad para consolarla no provocó ningún sentimiento de particular caballería o afecto — solo una leve sensación de alivio por lograr que dejara de llorar. Definitivamente no tenía deseos de acercarse a ninguna otra chica.

Pensó sobre Narcissa por la primera vez en un tiempo. Remus secretamente pensaba que Narcissa era la chica más bonita que conocía — antes que se tiñera el cabello, de todas formas. Ella tenía una agudeza real que le atraía en un nivel básico. Pero incluso ella había sido embobada por el amor — arriesgando su propia vida, de hecho.

La figura de Philomena sollozando en su pijama solo cementó en la mente de Remus la revelación de que el amor y las relaciones no eran dignas de miseria. Ya había tenido suficiente dolor en su vida. Dejaría que Sirius y James lo descubrieran por sí mismos, pero por ahora Remus se sintió inteligente por haber comprendido esto tan temprano en su vida. Probablemente se había ahorrado mucho estrés innecesario.

La mañana de Navidad fue igual de maravillosa que el año anterior — incluso Philomena se animó una vez que vio regalos bajo el árbol con su nombre. Remus fue capaz de disfrutar la inmensa satisfacción de entregar sus propios regalos, y Sirius y los Potters le agradecieron profundamente. Él mismo recibió un juego de ajedrez de los Potters, que tal vez era la cosa más cara que Remus había poseído en su vida — y que había comprado solo para él, no de segunda mano. Junto con el usual surtido de dulces y bromas prácticas de los merodeadores, fue un muy buen botín.

Sirius lucía un poco desconcertado al desayuno, mientras todos los demás devoraban su salmón ahumado y huevos revueltos.

—¿Qué ‘e paha? —preguntó James, con la boca llena. Sirius se encogió de hombros,

—Nada de Andromeda, —dijo suavemente, —no esperaba recibir regalos ni nada, ahora que tiene el bebé, pero pensé que tal vez una tarjeta…yo le envié una.

James tragó su comida y le dio una palmada en el hombro a su amigo.

—Las lechuzas tal vez estén volando tarde—sabes cómo es el correo en estas fechas.

James había recibido una escoba nueva para Navidad, y tan pronto como habían terminado su desayuno, los tres chicos si dirigieron directo afuera para probarla. Sirius traía su propia escoba consigo, y el Sr Potter sugirió con una ceja arqueada que Remus se quedara con la vieja de James.

—¡Sí, ten si quieres, Moony! —James asintió entusiasmado, —¡Quédatela!

—Gracias… —Remus la tomó, incapaz de decir que no frente a los padres de James. Dios sabía que se suponía que iba a hacer con ella en el verano — intenta explicarle esto a Matrona.

James y Sirius pasaron el resto de la mañana presumiendo, y Remus se la pasó flotando; solo rozando el piso con sus pies, tratando de leer su libro y fingiendo disfrutar la escoba. Esperó que Peter hubiera recibido sus regalos de su parte, y que no estuviera teniendo un mal momento con su propia familia.

Fueron llamados por el elfo doméstico de los Potters, Gully, quien estaba vestido en un paño de cocina festivo y tenía una ramita de acebo detrás de una oreja. Era casi hora de almorzar, y la casa olía a deliciosa carne asada con todas las guarniciones.

—Vayan arriba, lávense y cámbiense, todos ustedes. —la Sra Potter sacudió su cucharón de madera en su dirección, —hice que Gully ordenara sus cosas.

Se lavaron y vistieron rápidamente, con sus estómagos rugiendo mientras los maravillosos olores de la cocina flotaban escaleras arriba. Justo cuando empezaron a encaminarse hacia abajo, hubo un distintivo sonido CRACK de aparición fuera de la puerta principal. Sirius se tensó de nuevo, y Remus, un paso detrás de él en las escaleras, agarró uno de sus hombros de una forma que esperó fuera aliviadora.

All the young dudes - españolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora