Capitulo 139: Séptimo Año: Borrachos

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— De acuerdo. Pub, entonces? — Lily dijo, usando su voz autoritaria una vez más. — Creo que es mejor que regresemos a Hogsmeade, ¿No? No creo que nuestras chances de volver a Escocia estando borrachos sean buenas...

— Sí, bien pensado. — asintió Remus, limpiándose la nariz con la manga, todavía llorando. — ... ¿Dónde está James?

— Bueno, nos dimos cuenta de que iba a parecer muy sospechoso si faltaban el Head Boy y Head Girl. — se rió Lily. — Así que se volvió, para cubrirnos. Él um... envió a Sirius. Ambos pensamos que...

— Está bien. — Remus asintió. Finalmente se volvió para dirigirse al perro, sentado pacientemente a su lado. — ¿Sirius?

Se transformó de nuevo de inmediato y se quedó allí con aspecto incómodo, frotándose un brazo con el otro.

— Hola, Moony. — Dijo en voz baja.

— Hola. — Remus asintió en respuesta, de repente muy tímido.

— ¡Oh, Remus, lo olvidé! — Lily rompió la atmósfera. Ella le entregó una pequeña caja de cartón cuadrada. Una caja de Silk Cut* — Fue idea de James — se encogió de hombros.

— Oh, me salvaron, gracias. — Remus los aceptó agradecido.

— Será mejor que vaya y me ponga en contacto con él, de hecho —continuó Lily, mirando a los dos chicos— Black, ¿Me prestas el espejo? Iré y le diré dónde encontrarnos.

Sirius le entregó el espejo y ella les sonrió a ambos, antes de alejarse un poco, de modo que estuvo fuera del alcance del oído.

Remus se sentó en el banco, abrió la caja de cigarrillos con los dientes y luego sacó uno. Se lo pasó a Sirius.

— ¿Puedes encenderlo por mí? Estoy tan nervioso que si lo hago probablemente me explote en la cara.

Sirius chasqueó los dedos y el cilindro se encendió. Remus lo succionó apreciativamente. Sirius se sentó a su lado.

— Moony, lo...

— Sirius...

Ambos intentaron hablar a la vez, luego se sonrieron tímidamente.

— Sirius. — Remus dijo: — Lo siento. Fui un idiota.

— Lo fuiste. — Sirius asintió con la cabeza, tomando un cigarrillo. — Pero no estabas completamente equivocado.

— Tú tampoco. — Remus suspiró. — No sé qué es lo que está mal conmigo.

— No hay nada malo contigo, Remus. — Sirius tocó su rodilla, gentilmente, mirándolo a los ojos. Llevaba ropa muggle, lo cual era un buen cambio, pensó Remus. Jeans negros y su chaqueta de cuero negra. Remus sonrió.

— Te ves muy bien.

— ¿Qué hay de nuevo en eso? — Sirius sacó la lengua. Se volvió solemne de nuevo — No podía creer lo de la carta cuando Prongs me lo contó. Me sentí como una mierda por gritarte, solo quería asegurarme de que estuvieras bien, luego él me dijo que te habías ido...

— Lo siento — respondió Remus. — Tenía que llegar aquí de inmediato, ni siquiera lo pensé.

— Yo tampoco lo habría hecho. — Admitió Sirius. — Aunque, en realidad, no sé si me apresuraría en a ir hasta el costado de la cama de mi madre.

Remus resopló, a medias, y ambos se quedaron callados un rato, pensando en sus madres.

— ¿Cómo es ella? — Preguntó Sirius, finalmente.

Remus consideró esto cuidadosamente antes de responder. Trató de recordar su voz, sus ojos, la forma en que sentía su mano en la suya.

— Es simpática. — Él dijo. — Creo que me gusta.

All the young dudes - españolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora