Capitulo 53: Tercer año: Davey Gudgeon

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El invierno dio paso a la primavera, y como de costumbre, el cumpleaños de Remus fue celebrado con un vigor creativo por los otros merodeadores — cantando en cada comida como de costumbre, el pastel, los regalos. Desafortunadamente, McGonagall fue sabia frente sus payasadas este año e hizo que un prefecto vigilara los dormitorios de los chicos para prevenir otra exhibición de fuegos artificiales.

Afortunadamente, el cumpleaños número catorce de Remus cayó un fin de semana de Hogsmeade, y se sintió bastante maduro pasando la tarde en Las Tres Escobas con sus amigos. Rápidamente se volvió claro que James y Sirius de alguna forma habían sobornado a todos sus compañeros para pasar al pub también, mientras un flujo constante de estudiantes se acercaba a su mesa queriendo comprarle a Remus una cerveza de mantequilla o brindar a su salud. Cuando la tarde había terminado todos en el bar conocían el nombre de Remus, y fue animado estridentemente cuando se fue. Completamente avergonzado, por supuesto.

Con su cumpleaños fuera del camino, Remus se sumergió en sus estudios en preparación para los próximos exámenes — tenía particulares ansias de que le fuera bien en todas sus asignaturas nuevas, no menos importante, en Cuidado de Criaturas Mágicas. Volviendo a concentrarse en sus estudios y deberes, Remus lentamente empezó a dejar las crueles palabras de Darius Barebones detrás. Sí, él era peligroso, y sí, una vez que todos se enteraran de lo que Remus era podría ser muy probablemente rehuido. Pero hasta entonces, tenía una oportunidad para aprender — y no la iba a desperdiciar.

* * *

Domingo 7 de Abril, 1974

Remus nunca se había topado con David Gudgeon antes — hasta donde él sabía, tampoco ninguno de los otros. Ni siquiera sabía cómo lucía el chico. Pero recordaría ese nombre hasta el día de su muerte.

El Sauce Boxeador se había vuelto un juego durante el verano de 1973 gracias un grupo de estudiantes de primer año aburridos, y aunque era aborrecido por Filch y  era visto con ceños fruncidos por los jefes de casas, aunque realmente no habían dicho nada al respecto. Trata de ver que tan cerca puedes llegar del tronco antes que las ramas te intenten golpear. Remus definitivamente no tenía inclinación para jugar. Odiaba ese árbol.

Aun así, Remus ni siquiera estaba ahí cuando ocurrió. Fue el día después de la luna llena, y estaba en la enfermería, como de costumbre. Peter estaba sentado en el piso revisando sus cartas de ranas de chocolate, murmurando para sí mismo alegremente. James estaba haciendo la tarea de adivinación de Sirius, y Sirius estaba moviendo su varita hacia James, a sus espaldas, cambiando su cabello de distintos colores para el asombro de Remus. Azul, rosado, verde, amarillo — estaba funcionando también; Remus lo encontró histéricamente divertido, porque James se veía tan serio, y cuando se concentraba su lengua se asomaba entre sus dientes como un gato.

Era una tarde perfectamente placentera, y Remus casi podía ignorar lo mucho que sus huesos y dientes dolían mientras volvían a su sitio por otro ciclo.

Pero luego sucedió. Las puertas del hospital se abrieron de golpe, y un estudiante entró chillando:

— ¡Madam Pomfrey! ¡Madam Pomfrey! ¡Ayuda!

Curiosos como eran, Sirius y James bajaron de la cama para asomarse detrás de las cortinas color verde pálido. Remus suspiró, recostándose en su almohada. Ya estaba acostumbrado al flujo de la enfermería; voces elevadas como esta usualmente significaban que un hechizo había salido mal. Intentó ignorarlo — resentía cualquier cosa que le recordara que estaba en la enfermería, y no disfrutando una perezosa tarde con sus amigos.

Pero James y Sirius se mantenían fuera de su vista, observando lo que sea que la escena desenvolvía, y cuando se voltearon hacia la cama sus caras estaban pálidas y serias. La conmoción se hacía cada vez más ruidosa, Remus estaba levemente consciente de que alguien estaba llorando.

All the young dudes - españolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora