Capitulo 29: Segundo año: Luna de Diciembre

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El Expreso de Hogwarts dejó la estación de Hogsmade, para navidad, el sábado 16 de Diciembre ese año, queriendo decir que una vez que la luna llena pasara, James, Sirius y Remus deberían encontrar otros medios para llegar a la casa de la familia Potter a tiempo.

McGonagall, después de sermonear a Remus de no dejar entrar a otro estudiante en su secreto, fue comprensiva frente a los deseos de los merodeadores, y les permitió usar la conexión flu de su oficina ‘solo por esta vez’. A Remus no le molestó mucho el sermón, pero estaba aterrado de usar la red flu por primera vez. Había oído todo tipo de historias de terror de sus compañeros, y el hecho de que tuviera nauseas algunos días antes de la luna llena no ayudó.

Sirius recibía un vociferador todas las mañanas después del 16, demandando que volviera a casa de una vez, pero él simplemente arrojaba los sobres escarlata a la estufa, donde los gritos de Walpurga Black hacían eco por todo el cañón de la chimenea. James estaba claramente enervado por este comportamiento, pero no dijo nada. Últimamente Sirius siempre estaba listo para una pelea, y era mejor mantener las cosas tranquilas. Desafortunadamente, a medida que la luna llena se acercaba, Remus también tenía cortada la paciencia. Los dos chicos discutían sobre la nada y sobre todo, y pobre James tenía que interponerse más de alguna vez.

—Solo escríbele de vuelta, por el amor de dios. —gruñó Remus la mañana del 20, arrojándole una almohada a Sirius desde su cama. Había despertado temprano por la tercera mañana seguida por un vociferador,

— ¡SI CREES QUE PUEDES ESCAPAR TU DERECHO DE NACIMIENTO DE ESTA MANERA TAN COBARDE ENTONCES TENDRÁS OTRA COSA EN CAMINO! —protestaba, haciendo eco a través de la torre de Gryffindor como un banshee.

—Mantente fuera de esto, Lupin, —dijo Sirius arrojándole la almohada de vuelta.

— ¿¡Cómo supones que me mantendré fuera cuando esto llega a nuestra habitación cada mañana!? —gruñó Remus, levantándose.

— ¡Lamento tanto tu inconveniencia! — replicó Sirius, lleno de sarcasmo. Él se veía tosco, como si no hubiera dormido para nada apropiadamente, pero Remus estaba demasiado mal de ánimo para preocuparse, y su transformación solo estaba a unas horas.

— ¿¡Qué te parece si dejas de actuar como un mocoso consentido por cinco minutos!? —Soltó, —eres tan jodidamente egoísta.

— ¡No le estoy pidiendo que los mande! Por lo menos yo recibo cartas, por lo menos tengo gente que se preocupa por mí lo suficiente para—

Remus se lanzó sobre Sirius y empezó a golpearlo tan duro como pudo, incandescente con rabia.

—CÁLLATE. —rugió, arrojando un golpe decente justo en la mejilla izquierda de Sirius. Sirius quien a pesar de ser extremadamente adepto en insultos cáusticos, no era un buen luchador. Jadeó y trató de empujar a Remus, eventualmente agarrando su varita,

— ¡Mordeo! —siseó, apuntando a la cara de Remus. Enseguida, Remus lo dejó ir, tambaleándose de vuelta a su cama, agarrando su frente. Una horrible picazón irradió del punto que Sirius había maldecido.

— ¡Hijo de puta! —gritó, sintiendo como su cara se estiraba e hinchaba.

— ¡Te lo mereces!

— ¡Sirius! —James había saltado de su cama, muy tarde. — ¿¡Lo maldijiste!? ¿¡Lo maldijiste, idiota!?

Sirius se veía menos seguro de sí mismo ahora

— ¡El empezó!

— ¡Ni siquiera tenía su varita!

Remus había bajado de su cama y se estaba mirando en el espejo de su vestidor. Parecía como si hubiera pasado a través de unos arbustos de ortiga. Su piel estaba roja y brillante, burlona e inflamándose a una velocidad preocupante.

All the young dudes - españolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora