Capítulo 173: La guerra: Otoño, 1981

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Nadie sabía quién había matado a los McKinnon y nadie sabía por qué. Había teorías, por supuesto; la más lógica tenía que ver con Danny y Marlene siendo parte de la Orden, por lo que ambos eran simplemente un objetivo obvio. Algunas personas se preguntaron si era por la conexión de Marlene con James y Lily, ya que ella había sanado a James. Otros pensaban que había hecho demasiado escándalo por los derechos de los hombres lobo en el trabajo.

Al final, nada de eso importaba, no para Remus. ¿Por qué intentar encontrarle sentido a algo tan absurdo?

Debido al estatus anterior de celebridad de Danny, el asesinato de la familia fue noticia de primera plana. Había una imagen enorme de él en el Diario El Profeta, de sus días en los Cannons: rostro ancho y soleado, túnica ondeando. Sin cicatrices. Había una foto más pequeña de Marlene, que debió de haber sido tomada en el trabajo, porque llevaba su uniforme. "La joven sanadora prometedora, Mylene McKinnon" decía la leyenda mal escrita.

Yasmin no fue mencionada en absoluto, aunque Sirius le dijo a Remus que las encontraron acostadas una al lado de la otra, y que sus dedos aún se tocaban.

— Recuerdas que en tercer año, — dijo Sirius, en los días que siguieron, — Todos pensamos que ustedes dos se gustaban el uno al otro.

— Sí. — Remus respondió, monótono.

— Ella era una golpeadora mucho que yo. Ojalá se lo hubiera dicho.

— Ella lo sabía. —. Remus dijo, con una sonrisa triste.

No se supo de Mary durante mucho tiempo. La muerte de Marlene la golpeó más fuerte que a nadie: habían sido prácticamente inseparables desde que tenían once años. Remus recordó lo molestas que solía encontrarlas, antes claro de que se diera cuenta de que las chicas también eran personas.

Recordó su tranquila paciencia, sus ataques de pasión ardiente. La petición que había hecho para sacar al sauce boxeador con tan solo trece años, porque alguien había resultado herido, y Marlene jamás podría soportar ver a nadie herido, no si había algo que pudiera hacer al respecto. Si alguno de ellos había tenido la voluntad de cambiar el mundo, había sido ella. Pero ya no más.

...

Otro Septiembre llegó y, como siempre, Remus recordó su infancia y Hogwarts. El olor a pergamino, tinta nueva, mochilas de cuero y lacre. La sensación de nuevos comienzos; de cambio. ¿Cómo podía haber pasado ya una década completa desde la primera vez que había llegado a King's Cross, siendo un niño escuálido, enojado y abandonado?

Mucho había cambiado desde entonces. Se había convertido en un hombre. Había aprendido más de lo que jamás había creído posible, había logrado cosas con las que nunca había soñado; sus horizontes se habían ampliado una y otra vez, gracias a la educación, la magia, la amistad y el amor. No había cambiado completamente, por supuesto. Remus no era crédulo; su mal temperamento no había ido a ninguna parte, ni tampoco su propensión a reprimir los malos sentimientos, solo para explotar cuando las cosas eran demasiado para él.

Pero pensaba que le estaba yendo mejor, al menos con las personas que amaba. Al menos con Sirius. Se había abierto y revelado más de sí mismo a Sirius que a cualquier otra persona. Había compartido sentimientos que todo instinto le decía que mantuviera ocultos. No siempre había sido fácil: habían peleado, habían gritado, habían llorado. Pero todo aquello valía la pena.

All the young dudes - españolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora