Capítulo 167: La guerra: Invierno, 1979

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A: lenguaje inapropiado, bullying, acoso, homofobia y dependencia de alcohol.

Viernes, 23 de Noviembre de 1979

Después de toda la emoción del otoño, el comienzo del invierno se sintió notablemente anodino. Remus trató de estar agradecido por ello; por una vez en su vida las cosas estaban tranquilas. No fue secuestrado por hombres lobo; no hubieron funerales de padres ni hermanos muertos.

Trató de serle útil a la Orden. A veces ellos querían que se investigaran las cosas: ayuda para identificar las maldiciones que usaban los mortífagos o idear nuevos hechizos que pudieran usarse contra ellos. Ocasionalmente trabajó con Alice en esto y llegó a conocerla bastante bien. Era increíblemente inteligente, una de las duellistas más hábiles que Remus había conocido. Se volvió muy bueno en los encantos defensivos y pasó mucho tiempo visitando varios refugios, colocando barreras y sistemas de alerta defensivas.

Remus trabajó duro. Se lanzó a ello. Tenía un gran deseo de participar, de luchar por algo bueno. Quizás estaba creciendo. Quizás estaba harto de no tener control sobre su propia vida.

Marlene iba algunas tardes en la semana después del trabajo. Remus y ella se sentaban a la mesa de la cocina y él le contaba todo lo que podía sobre ser un hombre lobo: su sentido del olfato, su metabolismo acelerado y cómo se cuidaba durante y después de la luna llena. Él trató de ser lo más honesto posible sin meter a nadie en problemas, y ella tomó notas, hizo preguntas y sugirió mejoras con diligencia.

Fue difícil para Remus, pero también necesario. La naturaleza seria de Marlene y su feroz determinación de mejorar el nivel de vida de los hombres lobo lo hicieron sentir un poco mejor, como si pudiera estar haciendo algo bueno después de todo.

— Necesitamos alejar al Ministerio de esta idea de que las celdas y las rejas son el único remedio — decía, — Por lo que me has dicho, el bosque es mucho mejor para la salud del individuo, y apenas estamos cortos de bosques, ¿verdad? Unos pocos hechizos de barrera protectora lo harían más... todo lo que necesitamos es un poco de pensamiento creativo, y algo de compasión...

Remus le sonrió. Marlene le hizo sentir como si realmente pudiera haber un cambio algún día. Y era agradable pasar tiempo con una amiga: Sirius salía muy a menudo por las tardes a misiones o reuniones.

— ¿Cómo lo encuentras, el vivir con Sirius? — Preguntó Marlene una noche mientras empacaba. Miró a su alrededor en el oscuro piso vacío, — Es mucho más silencioso que mi casa.

Marlene todavía vivía con su madre y su padrastro, y con Danny desde la mordida. Recientemente, Yaz se había mudado con ella. Remus no conocía todos los detalles, pero sonaba como si a los padres de Yaz no les gustara demasiado la relación que tenía con Marlene.

— Está bien, — asintió Remus, ayudándola a recopilar sus notas. — Diferente de la escuela, obviamente.

— Apuesto a que es lindo tener tu propio espacio.

— Puede ser.

— ¿Ustedes… ustedes dos pelean mucho? Ya sabes, con todo el estrés y las misiones... — Marlene se estaba mordiendo el labio ahora, jugueteando con un mechón de cabello suelto.

— No. — Remus dijo, reflexivamente; cerrándose, como siempre hacía cuando se trataba de su vida privada con Sirius.

— Oh, — suspiró Marlene, bajando los ojos. — Tal vez solo seamos nosotras entonces. Tal vez sea porque mi familia está cerca todo el tiempo.

All the young dudes - españolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora