Capitulo 63: Cuarto año: Diciembre

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Miércoles 4 de Diciembre de 1974

A todos les dieron tres semanas de detención con McGonagall, lo que significaba escribir líneas y tener tarea adicional, y se les prohibió la entrada a Hogsmeade hasta el año nuevo, para horror de Peter. La pobre señorita Lewis tendría que esperar.

Esto también significaba que Remus no podría comprar ningún regalo de Navidad para sus amigos, pero estaba agradecido por esa excusa. Hasta ahora había sumado una pequeña fortuna (a sus ojos, al menos) de diez galeones y doce sickles. No estaba ni cerca de la herencia de James, por supuesto, ni siquiera del legado de Sirius de su tío, pero era más de lo que Remus había tenido, incluso en dinero muggle.

Ya había comenzado a hacer planes para el momento en que cumpliera los diecisiete. Aprender a aparecer era clave, tenía que asegurarse de hacerlo bien. Luego, compraría suficientes suministros y comenzaría su búsqueda. Y pensó que sabía por dónde empezar.

Este trimestre, desde que había regresado a Hogwarts, Remus había estado leyendo el Diario El Profeta de cabo a rabo. Tomaba prestada la copia de James y copiaba notas en privado, generalmente en la biblioteca, donde los otros merodeadores no lo molestarían. Estaba buscando cualquier cosa; ataques, avistamientos, rumores. Cualquier cosa relacionada con hombres lobo o 'criaturas oscuras no identificadas'. Había algo allí; James sostenía que esto se debía a que el ministerio no quería asustar a nadie.

Pero aún así eran pistas. A veces había historias de Aurores que encontraban "reuniones ilegales" o juntadas, siempre en lugares distantes y remotos; las Hébridas exteriores o Brecon Beacons. Y siempre eran la noche antes de la luna llena. Esta era una evidencia sólida, en lo que a Remus se refería: Greyback estaba reuniendo seguidores, y a nadie más parecía importarle; incluso los Aurores estaban siendo casuales al respecto. Como lo habían sido con Lyall.

A principios de Diciembre, Remus estaba lo suficientemente preocupado como para consultar a Ferox.

El plan de estudios de Cuidado de criaturas mágicas de este año había demostrado ser tan fascinante como el año anterior, y la dedicación de Ferox a la enseñanza no había disminuido. Incluso había insinuado la posibilidad de traer un demiguise real como regalo de Navidad, aunque Remus no tenía idea de dónde iba a conseguir uno.

El profesor los había llevado a todos al lago para una lección, donde Ferox había mantenido una conversación larga y aguda con una de las personas del lago que vivía allí. Nadie tenía la menor idea de lo que estaban hablando, pero de todos modos había sido interesante y Remus había hecho algunos diagramas muy útiles.

Con estos diagramas y el ensayo que los acompaña, Remus se acercó a la oficina de Ferox una lúgubre tarde de Diciembre. Dado que tanto Sirius como James estaban ahora en el equipo de quidditch, era mucho más fácil para Remus escabullirse y llevar a cabo sus propios asuntos personales, últimamente ya sea cazando hombres lobo o como el principal proveedor de tabaco de Hogwart. Lily le había preguntado si quería ir a la biblioteca con ella; pensó que debía sentirse un poco sola este trimestre, ya que a menudo le preguntaba si quería ir aquí o allá con ella. No se había dado cuenta de que ella pasaba menos tiempo con Mary y Marlene, pero ¿Quién iba a saber con las chicas?

De todos modos, habiéndose liberado de todas las demás responsabilidades, Remus llamó a la puerta de la oficina de Ferox.

— Adelante — gritó la familiar voz cantarina de liverpudliano. Remus sonrió y entró.

— Hola, profesor — dijo, agarrando sus papeles.

— ¡Lupin! Siéntate, siéntate — le sonrió Ferox desde detrás de su escritorio. Parecía estar reparando una gran jaula dorada; su escritorio cubierto con herramientas, cables y otras cosas que no parecían pertenecer a la oficina de un maestro.

All the young dudes - españolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora