Capítulo 41: Vinilo.

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¡Hola! Quería avisarte de que no publicaré el próximo capítulo el domingo, sino el lunes, por incompatibilidad de horarios (tengo una clase que no puedo posponer, y prefiero dedicarle todo el día a sólo medio al cap). Dicho lo cual... ¡disfruta del cap, y gracias por la espera!

Estaba siendo una amiga pésima, era plenamente consciente de ello. Después de todo el tiempo y energías que mis amigas habían invertido en apoyarme, lo justo era que yo estuviera completamente presente en el momento en que nos reuniéramos de nuevo, por fin.

Taïssa había pospuesto su cumpleaños sabiendo que no me sentiría cómoda celebrándolo con Alec aún en el hospital, y yo, presa de la culpa, le había prometido que lo celebraríamos en cuanto a él le dieran el alta. Mis amigas habían celebrado, pues, la noticia de que a Alec le dejarían salir del hospital en unas semanas como el evento del año, tal y como esto se merecía, pero quizá por motivos un poco diferentes de los míos. Yo quería que Alec estuviera bien por encima de todo, y la normalización de mi rutina, vida social incluida, venía por detrás.

Para ellas, que Alec saliera del hospital suponía recuperarme, aunque me imaginaba que no esperaban tenerme como lo hacían. De lo contrario, seguramente no lo hubieran celebrado tanto, prácticamente sacando bengalas cuando les anuncié el día en que finalmente mi chico sería libre.

Participaba no con desgana en los juegos que organizaron mis amigas para la fiesta de pijamas en casa de Taïs, pero sí con bastante distracción, siempre con la cabeza en otra parte. No dejaba de preguntarme si Alec estaría bien, si me echaría de menos, si me necesitaría pero no recurría a mí porque sabía que estaba con mis amigas, y bastante mal se sentía ya por lo mucho que me había "monopolizado". No es que él no quisiera, como yo, pasar el máximo tiempo posible conmigo, pero sabía que había otra gente con la que tenía que compartirme y que podría ejercer su derecho a reclamarme a base de llamarme la atención y echarme en cara que me había convertido en lo que juraría destruir, como Anakin Skywalker: esas chicas que abandonan su círculo social en el momento en que se echan novio.

Las chicas y yo nos referíamos a ese suceso como "enrocarse en una polla", pero era básicamente lo mismo. Y no sonaba tan mal cuando me lo tenía que aplicar a mí misma.

Pero yo tenía una excusa. ¿Verdad? Quiero decir, antes de que Alec y yo hubiéramos formalizado nuestra relación, ya éramos muy domésticos y nos habíamos integrado mucho en el círculo social del otro. Yo salía con sus amigos y Alec se venía con mis amigas cada vez que lo invitaba, así que no nos habíamos convertido en una de esas aburridas y agobiantes parejas que pasaban a ser su propio universo una vez empezaban a salir. Alec y yo no nos habíamos aislado el uno al otro, sino que habíamos ampliado los puentes que ya teníamos.

Esto era distinto. Desde el accidente, no había estado tanto tiempo lejos de él (salvo durante mi cumple-adopción, y había tenido personal formado alrededor de él las veinticuatro horas del día, capaz de cuidarlo y atenderlo tan bien como yo), así que no podía apartar muy lejos de mí la preocupación. Me inclinaba a coger un poco más de comida, y me asaltaban las dudas. ¿Estaría bien?

Ayudaba a Kendra a enredar un nuevo mechón de Taïssa con más tela sintética rosa fucsia, y me asaltaban las dudas. ¿Le dolería algo?

Me reía sin ganas por escuchar a mis amigas hacerlo de un chiste que había contado Momo, y me asaltaban las dudas. ¿Necesitaría verme?

Quizá debería visitarlo, me descubrí pensando en varias ocasiones. Necesitaba descansar, así lo habíamos acordado. Pero mis amigas lo entenderían si cancelaba los planes, me decía durante la comida, estando en mi casa rodeada de mi familia. Las chicas lo entenderían si les pedía dar un rodeo y hacer una parada para pasarme por su casa y ver cómo estaba.

G u g u l e t h u (Sabrae III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora