Esta es una chica que es fan de la literatura, naturaleza, y de el agua natural, suele cuidar mucho su peso, le encanta el ejercicio y es muy pesimista.
Ella estudia la universidad, es la tercera mejor de su clase, a su derecha vive Simón su vecino...
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"Angela, Susana, & Vanessa"
Relata Vanessa
El viaje de regreso era aún más estresante que él de ida, venía al lado de Martín escuchando música y Simón en el asiento tracero, pero no podía dejar de pensar en todo lo que estaba dejando allí, había pasado un momento muy incómodo y vergüonzoso con Isaza y Pablo Campos, había tenido los peores ataques de celos de mi vida y sentía que Isaza me estaba haciendo aún lado,y muy probablemente era lo mejor, era lo mejor y yo no lo quería aceptar.
— ¿Ya tienes tu vestido listo para mañana?___Me preguntó Martín sacándome de mis pensamientos y yo lo mire confundida.
— ¿Vestido?___Le pregunté confundida.
— Ajá, para la boda___Exclamó, y yo negué sin entender de qué hablaba___¿No me digas que no sabes?___Me preguntó sorprendido, y yo lo mire completamente extrañada___es que mañana por la tarde se casará Elena, la madre de Isaza___Me contó y yo me quedé sorprendida, intenté tomar calma sobre esto pero no podía entender porque no me lo había dicho Él, ok, si no me quería invitar estaba bien, pero ¿Porque guardarse algo tan importante?, Me sentía decepcionada y entendía en verdad lo poco que le importaba___lo siento creo que la regué___Dijo arrepentido y yo negué.
— Tranquilo, si ya recordé, pero no creo que vaya___Dije con una mentira, y es que volví a sentir esa sensación en el estómago de nuevo, recargue mi cabeza en la ventanilla del autobús y entonces reflexioné muy bien, estaba sintiendo muchas cosas por Él, las cuales él nisiquiera le pasaban en mente, me estaba engañando tontamente a mi misma, y apesar de ver tantas veces lo claro de este asunto yo me quería seguir engañando a mi misma, quería creer que hubiera alguien por ahí que sintiera lo mismo por mí. Después de llegar tomamos un taxi que nos dejó justo enfrente de mi casa, mire hacia la casa de los Isaza y sentí tanto coraje, si para él ya no valía ni como compañía entonces ya no quería nada a su lado. Me despedí de Martín y de Simón y entre a la casa fingiendo una sonrisa que engañara a mamá. Entre a la casa y ví muchas flores regadas en el sillón, pegamento y botellas de vino.
— ¿Mamá?___Pregunte tirando mi maleta al piso, ¿Que carambas había pasado aquí?.
— ¡Hola bebé!, No te escuché llegar___Dijo ella desde la cocina y yo corrí para allá. Resulta que el día que me fui, Elena nos trajo la invitación de su boda, y como ella y mi mamá son buenas amigas la estaba ayudando con la decoración, y me pidió que la ayudara.
— Mami estoy muy cansada, solo quiero tomar un bañó y dormir___Le expliqué y ella chasqueo la lengua.
— No, no, no si te fuiste de fin de semana fue a divertirte a relajarte, ya lo hiciste ahora dejas esa mochila y me vines a ayudar___Me ordenó y yo revire los ojos, si tan solo entendiera que no quería hacer nada más que llorar a solas, eran casi la una de la mañana y estábamos a nada de acabar las decoraciones cuando mi mamá no dejaba de hablar sobre su magnífico día de su boda, Yo siempre he fantasiado con ese día y ahora me sentía como timada por cupido, hace mucho que había dejado de creer en ese carajito. Nos fuimos a la cama casi a las dos de la mañana, me alegraba mucho ver a mi mamá feliz por su amiga, y en verdad hice todo lo que estaba en mi alcancé, pero no podía dejar de pensar en la poca confianza que Isaza tenía en mí. Escuché un golpeteo en mi puerta, ví mi despertador y no eran más que las diez de la mañana___¡Levántate mi amor!, Necesito que me compres otra botella de vino que olvide___Me dijo ella y yo me puse la almohada en la cara, ahora sí era definitivo no quería saber de nadie, me levanté de la cama, me saque la pijama y me metí a la ducha, pero honestamente no pude disfrutar ese baño, me puso los tenis más cómodos que tenía a la mano y baje para que mi madre me diera el dinero, no era más que subir al súper dónde Simón me había arrojado en los carritos unos meses atrás, iba abriendo la puerta de mi casa ya con el vino en las manos cuando algo me saco de mi mente, intenté enfocar para ver si se trataba de quién pensaba, salió del auto un chico rubio con su ropa de abuelito, y una enorme sonrisa se pinto en mi rostro, de inmediato hizo contacto visual conmigo y poniendo la más grande de sus sonrisas desvió su camino para acercarse a mí, yo hice exactamente lo mismo y lo alcance a mitad de cera entre el pasillo que dividía mi casa con la fe los Isaza.