Capítulo 35

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LEVI'S POV:

El grito de Eren al convertirse en titán provoca que cambie mi rumbo repentinamente y me encamine en su dirección. Por mi cabeza pasan mil y un escenarios posibles que justifican la transformación del mocoso, pero todos ellos son tan devastadores que decido dejarlos de lado por el momento. Me concentro en avanzar lo más rápido que puedo.

La primera bofetada de realidad me la llevo al cabo de unos minutos, cuando me encuentro con el cuerpo sin vida de Gunther colgando de un árbol. Mi corazón se encoge de forma violenta al ver como su cuello está roto y como sus ojos permanecen abiertos y perdidos. Ha debido de morir en el acto, pero ese hecho no consuela el dolor que se arremolina en mi pecho.

Aún con el corazón en un puño deseo con todas mis fuerzas que el resto se encuentre bien, pero resulta no ser así. No me hace falta avanzar mucho para encontrarme con los cadáveres de los demás. El primero al que veo es a Erd, quien tiene su cuerpo partido por la mitad y descansa con los ojos cerrados. Luego veo a Auruo, tumbado en el suelo en una posición imposible en sus extremidades y, por último, veo a Petra. Sin duda su muerte ha sido la más grotesca. El pequeño cuerpo de la pelirroja se encuentra doblado casi de forma perfecta y aplastado contra un árbol. Su rostro no se ha desfigurado, pero la mancha de sangre que ha dejado su cuerpo es aterradora.

Me duele el corazón de una forma tan fuerte que incluso provoca que no pueda respirar con normalidad. La idea de que mis amigos hayan sido asesinados de una forma tan violenta por ese jodido monstruo hace que me hierva la sangre de una forma casi incontrolable, pero sé que debo calmarme antes de continuar.

Reduzco la velocidad de forma considerable mientras recuerdo todos los momentos vividos con mis amigos. Los quería muchísimo, tanto como si fueran mi familia.

Me vuelvo a poner en alerta en cuanto el rostro de Alisha hace una epifanía en mi mente. Con nerviosismo miro a mi alrededor en busca de su cuerpo, pero no consigo encontrarlo. La verdad, no sé si alegrarme o no por eso.

Avanzo unos metros más, en busca de cualquier rastro de ella, y cuando a lo lejos veo el cuerpo de un soldado con el uniforme hecho añicos y rodeado de sangre voy lo más rápido que puedo hasta él. Primero deseo con todas mis fuerzas que ese cuerpo destrozado no sea Alisha pero, a medida que avanzo, distingo su característica coleta y el anillo que siempre lleva puesto en su mano.

Mi corazón late rápido y adolorido cuando la reconozco. Mi respiración entrecortada me dificulta mantenerme concentrado, y sin más me dejo llevar, bajando hasta su delgado cuerpo magullado. Está tumbada boca arriba, con la cara salpicada de sangre y los ojos cerrados. Su pecho no se mueve, y de la comisura de su boca sale un hilo de sangre.

No puedo mantenerme de pie y caigo de rodillas al suelo junto a ella. La realidad me abofetea de una forma cruda y cruel. Alisha se ha ido, para siempre, y nunca más voy a poder ver esos preciosos ojos emocionarse al ver las estrellas. Jamás volveré a escuchar su risa ni a presenciar los absurdos juegos que adoraba jugar junto a sus amigos.

Una lágrima se me escapa al recordar el día en el que me recitó su poema favorito. Maldigo el momento en el que me peleé con ella la noche anterior y maldigo el no haber hecho caso de su advertencia.

"Cada vez que nos separamos algo muy malo pasa y tengo un presentimiento de que esta misión va a ir mal"

Sus palabras suenan en mi mente como un reproche y de mi garganta sale una risa amarga. Definitivamente no debí separarla de Dante.

— Has tenido que tener razón hasta el final ¿Verdad? Maldita cabezota. — Mis palabras salen en un susurro casi inaudible. De nuevo memorias junto a ella me invaden y recuerdo con especial cariño el día en que la conocí.

Revenge [Levi Ackerman]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora